Por Ulises Carabantes A.
Hace pocos días la Convención Constituyente terminó de redactar el texto que será sometido a aprobación o rechazo por la ciudadanía para que dicho texto pase a ser o no llegue a ser una nueva Constitución Política en Chile. Se ha señalado que dicho texto es un borrador el que en las próximas semanas será corregido en aspectos de forma pero no de fondo. Los contenidos ya están establecidos, no serán cambiados.
Para dar a conocer y entregar en forma simbólica a todo Chile dicho borrador del texto constitucional, la Convención Constituyente decidió efectuar una ceremonia en las Ruinas de Huanchaca, en Antofagasta. Podría pensarse o más de alguien pensó dentro de la misma Convención que dichas ruinas era un lugar adecuado, dada la trayectoria de discriminación a favor de los pueblos precolombinos que ha mostrado esta Convención Constituyente. Lo digo por el nombre, Ruinas de Huanchaca.
No obstante, la única relación de estas ruinas con el mundo precolombino es el nombre, Huanchaca, de origen quechua. Su existencia e historia nada tiene que ver con el mundo precolombino. Estas ruinas son parte de un desarrollo industrial minero metalúrgico asociado entre otros al acaudalado empresario industrial minero chileno del siglo diecinueve Melchor de Concha y Toro, quien desarrolló interesantes negocios binacionales con empresarios bolivianos a partir de 1888, siendo abastecida la fundición con minerales provenientes de los yacimientos de plata bolivianos de Pulacayo y Oruro. Este emprendimiento privado de los industriales mineros de la época entró en producción en febrero de 1893; dando trabajo a 1.200 personas, una gran cifra considerando la población de Antofagasta por aquel entonces. No deja de ser curiosa esta decisión de la Convención Constituyente, pues uno de los sectores donde se ha visto gran preocupación por el proceso de redacción del texto constitucional presentado en la Ruinas de Huanchaca es precisamente el sector minero, a gran, mediana y pequeña escala, afirmando este sector que lo que se ha redactado disminuye en forma muy importante las posibilidades de desarrollo de las iniciativas mineras del mundo privado, el cual es heredero de los antiguos industriales de la minería que dejaron en pie aquellas ruinas donde la misma Convención hizo la presentación de su texto, como ya he señalado.
Otra curiosidad tiene relación con la siguiente situación: muchos Convencionales, seguramente la mayoría de ellos, han afirmado que la eventual nueva Constitución será la reemplazante de la Constitución que rige a Chile desde el gobierno del General Augusto Pinochet Ugarte. Por lo menos, del grupo de Convencionales que llegó hasta las Ruinas de Huanchaca, todos han expresado que esta nueva Carta Fundamental llega a reemplazar la que “está en vigencia desde 1980”. Se podrá estar o no de acuerdo con esta afirmación, pero es otra curiosidad respecto de la elección del lugar donde se desarrollaría la ceremonia en la que se daría a conocer el borrador de texto constitucional. Dichas ruinas están protegidas en su calidad de Monumento Histórico Nacional por el Decreto N° 9 del Ministerio de Educación de fecha 7 de enero de 1974 cuando los destinos de Chile los regía la Junta de Gobierno encabezada por el General de Ejército Augusto Pinochet Ugarte, quien firma dicho decreto.
En fin, curiosa decisión.