Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal: al año se reportan 20 nuevos casos por cada 100 mil personas en Chile

Estos trastornos, de origen desconocido, se caracterizan por una inflamación crónica del tracto digestivo, con períodos de brotes o crisis que afectan la calidad de vida de los pacientes y sus familias. La Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa son las de mayor prevalencia entre quienes padecen este tipo de patologías crónicas.

Cada 19 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial de las Enfermedades Inflamatorias Intestinales, cuya fecha busca concientizar y educar a la sociedad civil acerca de un conjunto de trastornos crónicos que producen inflamación en el aparato digestivo y especialmente, en el intestino. Si bien hoy existen muchos avances respecto del diagnóstico y el tratamiento en este tipo de patologías que anualmente están reportando 20 casos nuevos por cada 100 mil personas en Chile, aún se desconocen las causas específicas que las genera.

Según explicó Carolina Figueroa, gastroenteróloga de Clínica MEDS, “las enfermedades inflamatorias intestinales son dos principalmente: los colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. También, hay un tercer grupo que son las colitis no clasificadas o indeterminadas. Los síntomas son variados, pero los más frecuentes son el dolor abdominal, la diarrea y a veces, el sangrado también con las deposiciones. Hay manifestaciones fuera del intestino también, no todos, pero un gran porcentaje de estos pacientes que también presentan dolores articulares en manos y columna”.

La especialista agregó que “no sabemos exactamente que es lo que gatilla finalmente estas enfermedades, pero si sabemos que hay varios factores involucrados en ello, como los genéticos, del sistema inmunológico, de la flora intestinal y probablemente, también ambientales que aún no están claramente identificados. El riesgo de mortalidad es bajo, sin embargo, afecta mucho la calidad de vida de los pacientes”.

De acuerdos a estudios nacionales, los diagnósticos y hospitalizaciones por ambas enfermedades han aumentado en las últimas décadas y aunque se manifiesta principalmente en personas entre los 20 y los 40 años, cada vez se hace más frecuente que se diagnostiquen antes de los 15 años o después de los 60 años.

En relación a las complicaciones que pueden generar estas enfermedades, la doctora Figueroa aseguró que “en la enfermedad de Crohn se pueden desarrollar estenosis, zonas estrechas del intestino y también fístulas, que son conexiones entre los distintos órganos abdominales. En el caso de la colitis ulcerosa, se puede asociar a anemia o a déficits nutricionales”.

En este sentido, la gastroenteróloga de Clínica MEDS advirtió que “muchas de estas enfermedades conllevan bajas en el estado nutricional y en los niveles de proteínas y hierro en la sangre, por lo tanto su evaluación es muy importante. Con respecto a los alimentos que pueden gatillar estas enfermedades o empeorar en una crisis, la verdad es que no existe evidencia que esto así suceda”.

La especialista en enfermedades intestinales añadió que “cuando el paciente está con crisis, con diarrea y con dolor sugerimos una dieta que no tenga mucha fibra, que no tenga mucha fruta, verduras, integrales, lácteos, de manera que el intestino esté más relajado y no tenga que trabajar tanto esos días, hasta que el paciente se sienta un poco mejor. Cuando tiene deposiciones más formadas y ya no hay sangrado, es que está respondiendo bien al tratamiento y probablemente esa persona pueda volver a comer de todo, pero de manera equilibrada y sana”.

Para establecer el diagnóstico de alguna de estas enfermedades inflamatorias intestinales, la doctora Figueroa explicó que “va a hacer una suma de factores que nos van a ayudar. La historia clínica del pacientes (sus síntomas); la colonoscopia y la información de las biopsias y, eventualmente, estudios radiológicos como resonancias, escáneres u otros métodos”.

Respecto a los tratamientos de estos trastornos crónicos, la gastroenteróloga de la Clínica MEDS afirmó que “deben ser personalizados. Cada paciente es distinto, ya que estas enfermedades se manifiestan en distintos lugares del intestino y, por lo tanto, la terapia no es estándar para todos. Se debe evaluar muy bien la etapa en que se encuentre la enfermedad, donde está localizada y qué severidad existe y, según eso, planificar el mejor tratamiento para ese paciente. La idea es que las evaluaciones sean continuas para ver si la persona tuvo una buena respuesta o hay que cambiar de terapia”.

 

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