El “estallido social” o la gran revuelta marxista 

Señor Director: 

Propio de los protocolos de la Agentur y la agitación de las masas, el funesto 18 de Octubre de 2019 es el hito inicial que promueve la descomposición de la nación chilena: Encubriendo las “demandas sociales”, la delincuencia y el saqueo a escala nacional como jamás se vio, se arrasó con monumentos y símbolos patrios –al son de las “marchas” del pueblo-populacho, de delincuentes, de feministas, resilientes, ateos, “hermanos”, izquierdistas, derechistas, barristas, ‘progres’, idiotas, oportunistas, “todos, todas y todes” y de cuanto esperpento haya sido programado por el Sistema para el “Nuevo Chile”–. 

La revuelta marxista se cristaliza a través de la declaración del “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” del 15 de Noviembre de 2019 –el acuerdo tácito y táctico entre la Izquierda y la Derecha– y el ulterior circo de la Convención Constitucional. 

Los objetivos de la revuelta y de la Convención Constitucional han sido claros: La destrucción de Chile y de nuestra nación. 

¿“Estallido social”? Otra farsa más repetida por los hipócritas de turno. Un documento apócrifo publicado en Rusia en 1902 y en Chile en 1924, señala: 

“Para azuzar a los ambiciosos a abusar del poder, hemos enfrentado todas las fuerzas desarrollando sus tendencias liberales hacia la independencia. Hemos estimulado todo instinto tendiente a este objeto; hemos armado a todos los partidos; hemos hecho del poder el blanco de todas las ambiciones. Hemos transformado todos los Estados en arenas en que se desarrollan todas las luchas. Un poco más de tiempo, y los desórdenes y las bancarrotas aparecerán por doquier. Charlatanes inagotables han transformado las sesiones de los parlamentos y las asambleas gubernativas en torneos oratorios. Periodistas audaces, panfletistas sin pizca de vergüenza, atacan todos los días a los gobernantes. Los abusos del poder prepararán finalmente el derrumbamiento de todas las instituciones y todo caerá destruido a los golpes de las turbas enloquecidas. Los pueblos están encadenados a un rudo trabajo, más fuertemente de lo que podrían encadenarlos la servidumbre y la esclavitud”. 

Rafael Videla Eissman

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