Maurizio Dini Piccirilli, Académico Sociología, Universidad central Región de Coquimbo
El oficio del sociólogo (a) ha sido motivo de debate tanto en la academia como en la opinión pública. Nos referimos a la única ciencia de la sociedad que permite combinar la capacidad de análisis teórica con la rigurosidad de la investigación científica. Las y los sociólogos, se caracterizan por meterse en la investigación de fenómenos sociales, empleando una vasta gama de recursos teóricos, con el objetivo de comprender como se construye la sociedad, considerando el origen de los procesos, que lejos de ser espontáneos, azarosos e instintivos, poseen lógicas racionales y sistémicas, que hacen que la observación sociológica sea imprescindible.
A pesar que la sociología ha sido considerada como una disciplina “subversiva” por su esencia política e ideológica, quienes optan por esta carrera movilizan habilidades gravitantes que permiten definir su profesión desde la investigación, hasta el bienestar social y comunitario.
Si se mira a la evolución de la sociedad chilena, diversas entidades internacionales como CEPAL (comisión económica para América Latina), PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), ponen el énfasis sobre las transformaciones en el desarrollo de políticas de sustentabilidad social y participación ciudadana.
En paralelo, la sociología es la disciplina que mejor representa el concepto de imaginación sociológica acuñado por Charles W. Mills, algunas décadas atrás. Este concepto apunta a una capacidad que se aprende y desarrolla durante la formación disciplinar y teórica, la cual consiste en el no conformarse con lo apariencia de las cosas que vemos, en no quedarse solo con lo evidente: “lo esencial es invisible a los ojos”, como afirmaba el célebre Principito, de Saint Exupery.
Siendo la sociología una disciplina humanista y científica, elabora sus modelos de problematización y estudio, también en los ámbitos educativos, indagando el rol del sistema formativo, dentro de los poderosos procesos de cambio, que implica la economía del conocimiento, y la adaptación de las herramientas tecnológicas a la formación del currículo escolar.
El oficio sociológico implica sentido crítico, acompañado con una excelente capacidad de observación, análisis, y actitud reflexiva. A los sociólogos les gusta leer, debatir, indagar la variabilidad de la conducta humana, así como entender los hechos sociales y elaborar modelos explicativos, ya sea cualitativo o cuantitativo o mixto. Las y los sociólogos no pueden prescindir de las habilidades de investigación social y del análisis de datos.
Finalmente, hacer sociología implica tener un conjunto de competencias, intereses, actitudes, junto con adecuados estándares éticos, para conocer lo social, en sus diferentes facetas, puesto que, esta disciplina hoy, ha demostrado que puede proponer mejores caminos para incentivar el bienestar social.
