Cómo avanzar hacia ciudades inclusivas y seguras

Olivia Fox Pedraza, Arquitecta, académica UCEN Región de Coquimbo

Actualmente el debate de cómo logramos ciudades más inclusivas para todos/as se ha vuelto un tema creciente en la planificación urbana y en la discusión ciudadana. Sin embargo, a pesar de la irrupción con fuerza de la reivindicación de los derechos de las mujeres a ser parte de la esfera pública – evidente a través de diversos movimientos feministas y avances teóricos – persiste la inequidad en el acceso femenino a los procesos urbanos y socioculturales que construyen el espacio que cohabitamos.

Las ciudades históricamente se han erigido desde un punto de vista androcéntrico, pensado para un usuario tipo (hombre, joven y sin problemas de movilidad), invisibilizando y marginando la experiencia y el derecho de participar a un espacio que debiese acoger todas las diversidades.

En este sentido, abordar la planificación de los asentamientos urbanos, considerando una perspectiva de género, nos ayudaría a tener ciudades más heterogéneas y seguras, sobre todo para las mujeres y niñas, que son las que vivencian actualmente, sus barrios, plazas y calles, desde el miedo e inseguridad.

De acuerdo con la última encuesta nacional urbana de seguridad ciudadana (INE,2021), este grupo es el que percibe mayor inseguridad en estos lugares y son proporcionalmente más víctimas de delitos que los hombres. A nivel nacional un 71,2% de mujeres dice sentirse vulnerable, con miedo a caminar por la calle cuando ya está oscuro.

Los desafíos desde la academia, particularmente en la carrera de arquitectura apuntan a proyectar incluyendo un enfoque de género, particularmente en las asignaturas de taller arquitectónico y urbano. Por ejemplo, diseñando vías de circulación peatonal que consideren espacios visualmente despejados, iluminados y con accesibilidad inclusiva. No solo lo público debe ser repensado, la vivienda también, ya que es en ella donde se siguen perpetuando roles de género que han sido impuestos por la sociedad y la cultura.

En este sentido es relevante sensibilizar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general sobre estas problemáticas, partiendo de la base de que los espacios públicos no son neutros. Hay que avanzar en la superación de las barreras que impiden su uso y disfrute, orientándonos a una ciudad más amigable para todas y todos.

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