Economista Helmut Franken
Docente Escuela de Auditoría y Control de Gestión
Universidad Santo Tomás
“La historia se repite”, frase atribuida tanto a Darwin como a Marx, podría reflejar la dinámica de la economía chilena en 2023, pues el riesgo de un sobreajuste como el ocurrido cuando el Banco Central (BCCh) mantuvo una política monetaria restrictiva en medio de la crisis sub-prime está latente.
El Informe de Política Monetaria (IPOM) de mayo de 2007 proyectaba una inflación en torno al centro del rango meta, tanto para 2007 como 2008 (3,0% anual a diciembre). El siguiente IPOM (sept. 2007) elevó a 5,5%la proyección para fines de ese año y el subsiguiente (enero 2008) preveía para diciembre una inflación de 4,5%. Consistentemente, el BCCh había subido en cinco oportunidades la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 25 puntos base (pb).
A pesar de que el IPOM de mayo de 2008 cambió sólo marginalmente el escenario inflacionario, al mes siguiente el Banco Central elevó la TPM en 50pb, tasa que a septiembre llegó a 8,25% (desde 5% en julio de 2007, o sea, un aumento de 325pb). El cambio de escenario quedó plasmado en el IPOM de septiembre, que proyectó una inflación a diciembre de 8,5% y para 2009 de 4,9%. Ante el significativo riesgo inflacionario el BCCh hizo lo que consideró necesario para retornar a la meta. Como el IPOM de enero de 2009 proyectaba que la inflación anual a diciembre estaría en torno al 3%, el BCCh bajó la TPM en 100pb.
Sin embargo, las decisiones del BCCh en medio de la crisis sub-prime contribuyeron a un sobreajuste de la economía chilena. La inflación a diciembre de 2009 fue de -1,4%, y el crecimiento del PIB -1,1%. De hecho, el BCCh recortó la TPM en 425pb entre febrero y julio hasta llevarla a una tasa de 0,5%.
Es deseable que el BCCh no titubee en hacer uso de sus herramientas para controlar la inflación, pero debe procurar un aterrizaje suave. La reciente decisión de no comenzar aún a bajar la TPM nos podría llevar a repetir la historia de un sobreajuste.