Señor Director:
¿Cómo explicar la desidia, la indiferencia y la traición que se ha cernido sobre Chile y sus habitantes? El país ha sido invadido por millones de individuos que han trastornado nuestra vida y que sencillamente, han socavado nuestro destino.
Las tradiciones de los habitantes prehispánicos, la gesta de los conquistadores y de los araucanos, la lucha por la Independencia y la voluntad de los héroes de la Guerra del Pacífico –por mencionar algunos campos– se tornan banales al comprender que el futuro no le pertenece a la genuina nación chilena sino a los “nuevos chilenos”. Se atenta así contra la raza chilena de la que habló el genial Nicolás Palacios y de esa Patria Mágica defendida por Miguel Serrano y se favorece ese “Nuevo Chile” de trashumantes, apátridas, latinoamericanos, marxistas, delincuentes, narcotraficantes, prostitutas, degenerados, imbéciles y de “todes”.
La sangre gótica-araucana que forjó nuestra cultura e historia se diluye y desaparecerá en la marea africanoide que hoy pulula por todo el país.
No hay consciencia de la siniestra tragedia que acontece y de su irreversibilidad. No hay reacción alguna por parte de las autoridades políticas, de las Fuerzas Armadas y del pueblo pues todos están en estado hipnótico –como zombies–, mesmerizados. Chile ya no es Chile sino una gran favela –como ejemplo el centro del “multicultural” basural de Santiago–.
La realidad es esta: Nuestra patria ha sido invadida y asolada.
Rafael Videla Eissmann