ABOGADA ANDREA GUZMAN, EX CANDIDATA A DIPUTADA POR COQUIMBO: “Piñera está hipotecando el futuro de la derecha en el gobierno al priorizar la agenda valórica”

 

*En su rol de cristiana y directora de una fundación provida, exige al Presidente que ponga freno de mano a sus decisiones progresistas y trabaje por quienes lo eligieron y no por la izquierda que hoy lo presiona legislativamente.

 

 

La joven abogada Andrea Guzmán Herrera se aventuró a competir por un cupo parlamentario en las elecciones de 2017 y, de no haber postulado en solitario como independiente, tal vez hoy estaría en la Cámara de Diputados representando a la región de Coquimbo. Sus 5.493 votos conseguidos, “sin plata ni campaña”, sostiene, le dan un sustento para seguir alzando la voz frente a aquellos temas que fueron su compromiso de lucha durante la campaña del año pasado, porque en el fondo son más de cinco mil personas que se sienten representadas por su forma de pensar y actuar.

 

Su conocimiento en legislación, su amplia experiencia en el tema familiar por su trabajo en la Fundación “AmaCruz” y como mediadora familiar en la Universidad Católica del Norte desde hace 13 años, pero, sobre todo, su condición de mujer cristiana, le hacen ver con preocupación cómo en nuestro país una minoría ciudadana está hoy imponiendo la denominada “agenda valórica” que, a su juicio, trasgrede los pensamientos y valores éticos y morales de la mayoría de los chilenos, lamentablemente, con el beneplácito del actual gobierno que, contradictoriamente, durante la campaña eleccionaria se mostró contrario a estas imposiciones, postura que le permitió incluso el amplio triunfo en las urnas, pero que hoy, por el contrario, las acoge otorgándole hasta urgencia parlamentaria.

 

-“Creo que el Presidente Piñera se olvidó de quienes votaron por él. Tengo la impresión que el presidente está gobernando más para la izquierda y los grupos minoritarios que para los que votamos por él, como el mundo cristiano, evangélico y conservador. Si tuviera la oportunidad de hablar con el Presidente, le diría que ponga urgente freno de mano y eche pie atrás, porque la izquierda (que presiona en estos temas) no fue la que lo eligió. En cambio, el hecho que trate de mostrar una tolerancia mal entendida, apoyando estas supuestas leyes ´progresistas´, va a significar la destrucción de la derecha y su gobierno. Él tiene que recordar que le costó mucho alcanzar la votación histórica que obtuvo en diciembre, sin embargo, todo el esfuerzo que hizo mucha gente cristiana, creyente, conservadora y de principios, hoy lo está tirando al tacho de la basura, por hacerle el jueguito a Rolando Jiménez”.

 

¿A lo mejor, si no recoge esa postura progresista, sería catalogado de “intolerante”?

 

-“Es que la intolerancia no va por ese lado. A nosotros, los cristianos, siempre se nos enseña que debemos amar al prójimo como a uno mismo, y eso nos impone dos obligaciones. Primero, valorarnos como personas y, segundo, tener claro que la tolerancia no significa aceptar lo malo. A mi no me pueden imponer algo que yo estimo está en contra de mis principios, porque ellos no son tolerantes conmigo. Creo que si un grupo feminista pudiera llegar hasta mi oficina para destrozarla y, al mismo tiempo golpearme, lo harían feliz, porque no van a aceptar mis principios. La tolerancia es el respeto hacia todas las formas de pensar y hacia la vida privada de otros, pero estos grupos minoritarios no la tienen, porque no respetan los principios de terceros”.

 

¿Usted está contra el mundo homosexual?

 

-“Yo no tengo ni he tenido nunca nada contra los homosexuales. Tengo claro que son mi prójimo y que Cristo también murió por ellos en la cruz. Sin embargo, no comparto el comportamiento burdo, vulgar y antinatural que practican. Yo siempre digo que el feminismo tan boga hoy en día en Chile no es la defensa de la mujer, sino que una lucha de poder con el hombre y olvidan que somos una sociedad sustentada históricamente en la familia, una institución fundamental y pilar que está constituida por un hombre y una mujer que se unen para procrear. Por lo tanto, como madre, tengo todo el derecho de criar a mis hijos bajo los principios que para mí son los correctos. Nadie me los puede imponer, menos el Estado”.

 

¿Cuál es, a su juicio, el riesgo que el Estado nos imponga una Ley de Género, en los términos que hoy se presenta?

 

-“Primero, los padres tienen que darse cuenta que con las leyes que se están dictando, se nos quita la autoridad que tenemos sobre nuestros hijos, para decidir la formación valórica, espiritual, cristiana… y lo que yo decida. Siempre digo que si un padre va a criar a su hijo al estilo hippie… es su problema. Que lo crie como quiera. Pero, si yo decido educar a mis hijos bajo mis reglas valóricas, es mi decisión porque son mis hijos y se me debe respetar, No obstante, hoy el gran riesgo que existe es que un Estado que va directamente camino de una anarquía, un liberalismo extremo y a una degeneración, asuma la crianza de nuestros hijos. Hoy vamos en camino de perder totalmente el control sobre ellos, si es que se aprueba la Ley de Identidad de Género. Si un padre o una madre no están de acuerdo con que a sus hijos se les enseñe sexualidad en kínder o primero básico, van a ir preso, porque nos van a imponer una ley sexual, moral y valórica impuesta por el Estado… y eso es nula tolerancia y, tanto el Gobierno como el Movhil, tienen que entender que hay gente que pensamos distinto”.

 

¿Y cómo califica esa decisión que podría concretarse?

 

-“Eso es claramente una tremenda falta de criterio, porque los padres tenemos el deber y el derecho de educar a nuestros hijos bajo los principios que nosotros queramos. No me los puede imponer el Estado. Eso es anarquía y autoritarismo, y eso es lo que está haciendo hoy el Gobierno, a pesar que la mayoría de los chilenos pensaba que con el Presidente Piñera iba a ser distinto, pero sigue siendo lo mismo, y eso va a significar que la derecha no vuelva a asumir el poder en cuatro años más, si es que el Presidente no mantiene la potestad de los padres para educar y criar a los hijos bajo nuestros propios principios”.

 

¿Quién está detrás de esta presión que pudiera tener el Ejecutivo para legislar a favor de la nueva ley de género?

 

-“Primero, los malos asesores que tiene, a quienes eligió más por una presión política de los partidos de Chile Vamos que por buen criterio. A mí me sorprendió ver días atrás a la intendenta de Santiago, Karla Rubilar, tomando champaña en compañía de Rolando Jiménez, a quien le siguen dando tanta preponderancia como supuesto líder de la sociedad. Me extraña que se invite a la asunción de poder a Rolando Jiménez y no a José Antonio Katz. Yo creo que el Gobierno debe hacer primar la equidad, y así como llama a este señor para analizar estas leyes, también debería llamar a la contraparte, en este caso un movimiento valórico, y sobre la base de ambas opiniones adoptar las decisiones que afectan a todo un país. Hoy estamos en manos de una minoría llamada Movhil, representada por Rolando Jiménez, quien no tiene el criterio ni la formación necesaria para influir, como lo está haciendo hoy, en las decisiones del Gobierno”.

No faltarán quienes la cataloguen de “retrógrada”…

 

-“Yo soy provida. (He trabajado durante diez años en esta Fundación (AmaCruz) con mujeres violadas y niños abusados que el Gobierno no trata ni atiende, por lo tanto, a mí nadie me va a decir que el aborto es la solución para una violación. La solución para terminar con las violaciones es subir las penas. Yo siempre digo por qué matamos al inocente y dejamos libre al que cometió el delito. ¿Acaso usted cree que ese violador que quedó libre no volverá a cometer otra violación estando en la calle? Por supuesto que lo volverá a hacer, y con el permiso del Estado, porque sabe que no le pasará nada”.

 

¿Se puede hacer algo desde las regiones?

 

-“Por supuesto, y se puede hacer mucho, porque las regiones alimentan a Santiago que no es autovalente, pese a que todas las organizaciones tienen su sede allá. Son las regiones las que le dan el alimento, por lo tanto, tenemos todo el derecho a que se nos escuche frente a este cambio que viene. ¿Por qué el gobierno no hace un plebiscito y nos pregunta qué queremos? Yo le aseguro que si al país se le pregunta si queremos pena de muerte para los violadores o para los hombres que matan a su hijos y mujeres, un ochenta por ciento de los chilenos diría “Sí”. Por el contrario, si se nos hubiera preguntado si queríamos aborto, un ochenta por ciento habría dicho que “No”. Un consejo al Gobierno: ¡Cuidado!, porque están dejando fuera a la gente que sustenta este país. No es el delincuente ni la gente sin principios la que mueve el país, somos los que aportamos cada día con nuestro trabajo, pero nos están dejando afuera, y esto significará la desaparición de la derecha del poder de aquí a cuatro años”.

 

Finalmente, cuál es su análisis cristiano de lo que ocurre hoy en Chile.

 

-“Esto es bíblico. Pero, el que sea el cumplimiento de lo escrito en la Biblia no nos exonera a las personas con principios cristianos de decirle a la sociedad que está mal. Creo que es nuestra obligación advertirle y no podemos quedarnos tranquilos en la comodidad de nuestras casas, indiferentes a que la sociedad se destruya. No estamos al margen de lo que ocurre actualmente.

La confusión que envuelve a nuestra sociedad forma parte de una apostasía anunciada. Lo que hoy importa es ir contra Dios, contra lo bueno, contra los principios cristianos. Si estos movimientos minoritarios pudieran eliminar todo lo bueno, lo harían. Sin embargo, tienen que tener en claro que nadie puede ir contra la voluntad de Dios y no tener consecuencias. Hoy tenemos una sequía espiritual tremenda que va a seguir creciendo y nos afectará a todos, porque no podemos ir contra la voluntad divina. Cuando converso con la gente, le digo: A lo mejor usted no cree en Dios, perfecto, está en su derecho, pero sí no quiere que en la esquina de su casa lo asalten y lo maten. Y una de las consecuencias del aborto es que la violencia se enquista y se dispara. Entonces, esto no solo afecta a los cristianos, sino que a todos, y si no tomamos conciencia de los pasos que estamos dando, no habrá vuelta atrás”.

 

 

 

 

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