Edgardo Riveros Marín
Académico Facultad de Derecho y Humanidades UCEN
Es de toda lógica que se busque y se haga lo posible por lograr un cese de las hostilidades y se den los pasos para negociar la paz en el país europeo. Los Estados, organizaciones internacionales y líderes mundiales deben comprometer sus esfuerzos con tal objetivo.
Sin embargo, para no generar precedentes que puedan comprometer las bases sobre las que se ha construido la institucionalidad internacional contemporánea y los principios sobre las cuales se asienta la paz y seguridad internacionales, no se debe generar confusión acerca del origen de este conflicto bélico.
Esta guerra se inicia por la invasión armada de la Federación Rusa en Ucrania el 24 de febrero de 2022, de tal forma, existe un agresor y un agredido. Hay quien ha violado el derecho internacional en elementos esenciales, como es no recurrir al uso de la fuerza armada como instrumento de las relaciones internacionales y la obligación de solucionar las controversias por medios pacíficos. Ello quedó nítidamente preceptuado en la Carta de las Naciones Unidas en 1945, al término de la segunda guerra mundial. Como consecuencia existe una víctima de aquella violación, que es el país invadido.
No fue fácil que la comunidad internacional llegara a dicho acuerdo para determinar las nuevas normas jurídicas. Los horrores ocurridos en el marco del conflicto bélico entre 1939 y 1945 fueron determinantes para lograr lo que no se había obtenido al término de la primera guerra mundial en 1919. Por ello resulta tan importante construir la paz sobre la base de no consolidar efectos que se producen a consecuencia de la violación del derecho internacional vigente.
En este marco no se trata de marcar alineamientos con una u otra potencia en el escenario mundial, sino que se demanda una adhesión con principios permanentes que ayudan a la convivencia en paz, para no comprometer la vida y la integridad física y síquica de las personas, como tampoco la infraestructura cuya destrucción afecta el desarrollo digno de quienes habitan en cualquier región de nuestro planeta.