Por Juan José Ronsecco, Presidente de Corproa
La fuerte contracción de nuestra economía en 2,1% en marzo, principalmente por el desplome de la minería y el comercio, ha impactado el escenario económico, consolidando el segundo mes de retroceso consecutivo. Ciertamente, cifras negativas y con una carga de pesimismo respecto al desempeño futuro de nuestra economía.
Es por todo esto que hoy quiero insistir en la importancia que tiene la minería para el país y Atacama.
La primera medida que debemos enfrentar es impulsar los proyectos mineros en la región, sin perder de vista la dimensión medioambiental o el cumplimiento de la normativa vigente, aprovechando la inversión externa para generar oportunidades de trabajo y no desgastando nuestras arcas fiscales. Tenemos que volver a ser un país atractivo a nivel mundial. A mi entender, la llave para eso está en manos del gobierno destrabando, por ejemplo, el impacto negativo de un Royalty elevado en el potencial atractivo de nuestras regiones mineras para invertir en ellas.
En esta realidad post pandemia tenemos muchas brechas que cubrir en temas como salud, educación y empleo. Pero lo más grave a mi entender es cómo solucionaremos los problemas de las miles de personas que quedaron sin recursos en sus fondos de pensiones luego de los retiros, lo cual nos obliga a preguntarnos cómo el país cubrirá esas necesidades y de dónde saldrá el dinero para ello.
En mi experiencia, la única alternativa de crecimiento es siendo un país con mentalidad productiva y vocación de progreso. Revisemos la historia y veamos cómo se levantaron los países devastados después de la Primera y Segunda Guerra Mundial en Europa. Es por todo esto que no debemos cerrarnos a buscar y asegurar la inversión en nuestras regiones. Por el contrario, debemos fomentar el desarrollo y el crecimiento bajo un clima de disciplina, protección del medio ambiente y cercanía con las comunidades. Necesitamos más que nunca compromiso, esfuerzo y sudor. A día de hoy, creo que no hay mejor receta para obtener los recursos que necesitamos para mejorar la educación, salud, pensiones, construir ciudades más amables y una mejor calidad de vida para quienes habitan en nuestras regiones.