Por Ulises Carabantes Ahumada
Ingeniero Civil. Escritor.
Siempre que escuchamos o leemos el término Soberano lo asociamos a la figura de un rey sentado en un trono, omnipotente y omnipresente. En la democracia republicana, el omnipresente y omnipotente es el pueblo, es el conjunto de los ciudadanos, el soberano entonces es el conjunto de los ciudadanos que está en todas partes y que todo lo puede, el que finalmente decide. Ha sido el soberano en Chile el que en los dos últimos procesos de votación ha decidido, informado, respecto de lo que quiere para el país; en septiembre de 2022 respecto de un texto constitucional propuesto y el 7 de mayo recién pasado respecto de los compatriotas que presentaron sus visiones y propuestas en su pretensión de ser integrante del Consejo Constitucional que redactará una nueva propuesta de carta fundamental.
Cada uno de los candidatos se presentó en forma transparente, tal cual es y cada ciudadano decidió. Esto último lo afirmo y destaco porque, terminado el proceso electoral, en variadas conversaciones cada cual hace sus propios comentarios y no han sido pocos los que han afirmado que lo complejo es que el ganador Partido Republicano va a llegar a reflejar sus ideas o principios en el nuevo proceso constitucional. Es decir, para muchos, este partido debe inhibirse de hacer valer su propuesta y visión en una eventual nueva constitución, propuesta y visión que lo hizo convertirse en la primera fuerza política electoral de Chile y tener ni más ni menos que el 46% de los escaños dentro del Consejo Constitucional. Un viejo amigo demócrata cristiano, cuyo partido no obtuvo ningún representante en el señalado Consejo Constitucional, me manifestó muy dolido que su preocupación era que los republicanos “harían reflejar sus ideas en el nuevo proceso constituyente”. No pude dejar de decirle, ¡obvio!, no van a llegar los republicanos a reflejar las ideas y propuestas de los demócratas cristianos o de los comunistas. Recurrí a un lejano ejemplo histórico donde estuvo involucrado el partido de aquel amigo que manifestaba tal “preocupación”, para que hiciera un análisis lógico básico: ¿crees tú que Eduardo Frei Montalva y la democracia cristiana llegaron al gobierno en 1964 a reflejar en su gestión las propuestas y visiones de Salvador Allende y el FRAP que habían sido derrotados en la elección presidencial de septiembre de 1964?
Evidentemente los republicanos querrán hacer legítimamente valer sus propuestas muy conocidas por todos y que, valga decirlo, una enorme cantidad de chilenos ha apoyado a través del voto y lo que salga de las propuestas de este partido hacia el nuevo texto constitucional, lo sancionará positiva o negativamente el Soberano. A no ponerse nerviosos los verdaderos demócratas, los que tienen consciencia y aceptan que es el pueblo, el Soberano, el que finalmente decide.
