Por José Andrés Hueche, Prosecretario Republicanos Atacama.
A una semana de los números impresionantes obtenidos por el mundo republicano el 7 de mayo no solo destacan su presencia y relevancia en la sociedad actual, sino que generan una gran expectativa y emoción en el ámbito político. Los resultados son simplemente sorprendentes.
Con un 35,41% de los sufragios y casi 3 millones y medio de votos, el mundo republicano ha superado a todos los pactos, logrando elegir a casi la mitad del consejo constitucional y ganando en la inmensa mayoría de las comunas del país, incluso en las más desposeídas. Además, los dos voceros potenciales, Luis Silva y Beatriz Hevia, se han posicionado como los candidatos con mayor número de sufragios y el mejor porcentaje de votos en una circunscripción, respectivamente.
Estos resultados marcan un hito en la historia política del país. Desde la parlamentaria de 1965, en la cual la democracia cristiana arrolló a sus contrincantes, no se había visto una preferencia tan clara del electorado por un partido determinado. Es importante, sin embargo, que estos números den paso a la reflexión y al análisis detenido de los desafíos que esto conlleva.
Es crucial preguntarse de dónde provienen esos votos. En 2020, un 22% votó en contra de la posibilidad de iniciar un proceso constituyente, mientras que un año después, un 28% otorgó a José Antonio Kast la mayoría relativa en la primera vuelta presidencial. Es perfectamente razonable pensar que un porcentaje similar contribuyó al 35% obtenido por el mundo republicano. Sin embargo, queda la interrogante sobre el otro 8 a 10%: ¿de dónde proviene? Es probable que parte de esos votos provengan de Renovación Nacional y la UDI, de aquellos que podrían estar desencantados con sus propios partidos, así como de electores del Partido de la Gente decepcionados con su opción.
Esta composición electoral desacredita la absurda tesis de que el voto republicano sería producto del pésimo desempeño del gobierno, expresado en la fórmula «la izquierda ha generado a esta nueva derecha». La derecha republicana tiene convicciones propias, reflejadas en su declaración de principios, y en ellas se reconoce gran parte del electorado que respaldó a sus candidatos el 7 de mayo.
Sin embargo, junto con celebrar estos logros, es fundamental plantearse un segundo cuestionamiento: el enorme desafío que implica esta notable votación. Si bien los electos no tendrán la misma exposición pública ni la misma necesidad de responder a sus electores como los parlamentarios, es evidente que se evaluará al mundo republicano por la calidad del trabajo que sus constituyentes presenten, en conjunto con los de Chile Vamos.
Aunque esta fórmula no era la deseada por el mundo republicano, hemos aceptado el desafío y asumido la responsabilidad. Es hora de llevar a cabo una labor profunda y coherente, en línea con los principios y convicciones que nos guían. Se espera que el desempeño esté a la altura de las expectativas y que contribuyan de manera significativa a la REconstrucción de Chile y su futuro.
Estamos presenciando un momento histórico, donde el mundo republicano tiene la oportunidad de dejar una marca indeleble. Es el momento de demostrar el compromiso, la dedicación, la responsabilidad y la convicción que nos caracteriza.