Más de una polémica ha generado la determinación del Consejo de Monumentos Nacionales de otorgar al Regimiento de Infantería N* 23 “Copiapó” la calificación de “Sitio de Memoria”, aprobada el recién pasado 17 de mayo, en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe Militar.
La decisión del Consejo de Monumentos Nacionales de declarar como Monumentos Históricos considera a siete lugares utilizados como centros de tortura durante el gobierno militar, entre los que se cuentan también la ex Cárcel de Arica y el Memorial Puente El Ala en Ñuble.
A nivel de Ejército, la inquietud no se hizo esperar porque -según transmitieron- el lugar está «destinado a la institución para el cumplimiento de sus fines militares y el desarrollo de las funciones propias del Ejército, los cuales se verían intervenidas con la decisión de declararlo sitio de memoria».
¿Por qué la oposición del Ejército?
Para las Fuerzas Armadas, el Regimiento “Copiapó” se emplaza en un inmueble fiscal destinado a la institución para el cumplimiento exclusivo de sus fines militares y el desarrollo de las funciones propias del Ejército, las cuales se verían INTERVENIDAS con la decisión de declararlo sitio de memoria, pues creen que el cambio de condición, teniendo que abrir sus puertas para la visita de público, como si fuese una verdadera “Plaza Pública”, restringirá enormemente sus entrenamientos normales y toda actividad estratégica.
Lo “positivo” del caso para Copiapó es que esta decisión gubernamental permitiría poner nuevamente en agenda la tan “maneada” intención de TRASLADAR estas instalaciones militares fuera de la ciudad, precisamente, al sector de Chamonate.
La instalación que ocupa el Regimiento hasta el día de hoy no se condice con el crecimiento y desarrollo urbanístico que ha tenido la ciudad en los últimos cuarenta años, ya que cuando se instaló allí aquel sector sólo correspondía a terrenos agrícolas, por cuanto el casco central de Copiapó alcanzaba solo hasta la actual calle Vicuña.
Cabe recordar que los terrenos que ocupa el regimiento copiapino tienen una extensión de 19 hectáreas, donde se podría levantar fácilmente unas mil viviendas para familias de clase media y para funcionarios públicos, ya que es el único terreno fiscal disponible para ello con el que cuenta Copiapó en su casco urbano central.
El problema mayor surgiría que, al tener el regimiento esta nueva “denominación” otorgada por el Consejo de Monumentos Nacionales ya no se le podría tocar ni un clavo y quedaría allí enquistado para siempre, impidiendo el progreso, desarrollo y modernización de nuestra capital regional.
Tanto las autoridades militares, como las regionales, señalan que habrá que esperar que determinación toman los ministerios de Defensa y Cultura sobre esta materia.
Tierramarillano