¿Cómo enfrentamos los virus de invierno en los niños?

El Instituto de Salud Pública (ISP) notificó un importante aumento en la circulación viral de estos últimos meses respecto del mismo periodo del año anterior. En este contexto, los expertos llaman a reforzar medidas de prevención y mantener al día los esquemas de vacunación.

Con la llegada de la temporada invernal, el aumento de la circulación viral de las últimas semanas y el consecuente incremento de las consultas, atenciones en urgencias y hospitalizaciones, los especialistas están llamando a reforzar la prevención y adoptar nuevamente las medidas preventivas que aprendimos con la pandemia, especialmente, en uno de los grupos más susceptibles como la población pediátrica.

“En particular, un grupo de preocupación hoy son los niños nacidos en pandemia, que bordean los dos años, ya que tienen una falta de experiencia inmunológica, esa que van adquiriendo al estar en contacto con los distintos virus circulantes. Esto genera que la entrada al jardín infantil sea, también, la entrada a un temporal de virus, la mayoría desconocidos para sus sistemas inmunológicos pudiendo contagiarse de uno o más de manera simultánea”, explica Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada.

La especialista detalla que -además- se producen infecciones a repetición, generando un círculo vicioso, donde las enfermedades van y vienen en un corto periodo de tiempo, lo que impide que su sistema inmune descanse, se fortalezca y las vías respiratorias se desinflamen en su totalidad. Galarce comenta que, a pesar de que no hay claridad en las estadísticas de este tipo de infecciones en el país, de acuerdo con estimaciones de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, éstas se presentarían con una media anual de seis a ocho infecciones a las vías respiratorias en sus primeros diez años de vida.

Lamentablemente, no existe un remedio milagroso para que un niño o niña logre subir las defensas, más allá de que tengan una nutrición balanceada y, en caso de que corresponda, la respectiva vacunación que ayudará a que los síntomas de alguna enfermedad respiratoria sean más leves y los riesgos de complicaciones, menores.

Prevención, la mejor medida

A juicio de la especialista, es fundamental tomar las medidas del caso para prevenir los contagios. Por ejemplo, Galarce detalla que “está comprobado que la lactancia protege de las infecciones respiratorias y ayuda a un desarrollo correcto del sistema inmune, otorgando mayor protección a largo plazo. Por lo que en recién nacidos y, por lo menos, en menores de hasta seis meses, esta es una de las medidas preventivas más importantes”.

Por otro lado, el frío y la contaminación -a diferencia de lo que muchos creen- no son los factores preponderantes para que un menor se enferme, sino que la transmisión de un virus determinado. Por eso, lo ideal es evitar las aglomeraciones, los lugares públicos, sobre todo los cerrados y sin ventilación, puesto que son caldos de cultivo para la propagación de cualquier virus. En este sentido, la primera medida para protegerse es evitar el contacto con personas infectadas.

La doctora también pone énfasis en otras medidas como el lavado constante de manos y el uso de mascarillas, sobre todo en personas que presenten síntomas. “Además, hay que enseñarle a los niños y niñas que cuando estornuden, se tapen nariz y boca usando el antebrazo y no las manos. Y tomar medidas de higiene en la casa -y ojalá también en los jardines infantiles- como la limpieza frecuente de juguetes, evitando aquellos que puedan acumular patógenos, como los peluches.

Por más que se tomen todas estas medidas que reducen el riesgo de contagio, éste siempre va a existir. Por esto, las vacunas no pueden quedar fuera de esta ecuación preventiva. “Existen varios tipos, las que pueden evitar adquirir una enfermedad o las que hacen que los síntomas sean más leves, reduciendo el riesgo de desarrollar complicaciones graves como una neumonía o meningitis, por ejemplo”, sostiene Galarce.

“En este punto, la educación a padres y madres es crucial y debe incluir el reforzamiento de la importancia del Plan Nacional de Inmunización, la inoculación de vacunas disponibles y evitar la automedicación, sobre todo con antibióticos. Muchas veces, son los padres los que solicitan e insisten al médico para que prescriba medicamentos de este tipo, ignorando que perjudicaría la evolución del menor”, subraya la doctora.

Entre abril y mayo, el Instituto de Salud Pública (ISP) informó de un aumento de más de un 37% en la circulación de virus respiratorios respecto al 2022, siendo la influenza, el virus respiratorio sincicial, la parainfluenza y el adenovirus los protagonistas de esta temporada. Se prevé que, debido a la llegada del invierno y una disminución de las temperaturas, el peak de circulación (y de contagios) se dé entre los meses de junio y julio.

“Hoy es importante evitar los contagios y, sobre todo, el agravamiento de los cuadros que pueden derivar en hospitalizaciones -presionando aún más al sistema sanitario-, sobre todo en los niños y niñas que son una población de riesgo para estos clásicos virus invernales. No podemos bajar la guardia”, finaliza Galarce.

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