Desafíos de la electromovilidad en Chile: precios, incentivos y cultura

Juan José Negroni, Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Santo Tomás

Sin lugar a duda, el desarrollo de una red de estaciones de carga rápida en puntos estratégicos como estaciones de servicio, centros comerciales, estacionamientos públicos, entre otros, es el camino lógico para avanzar en infraestructura para electromovilidad en Chile.

Ahora bien, en la plataforma de electromovilidad dependiente del Ministerio de Energía podemos encontrar el listado completo de conectores asociados a cada una de las estaciones de carga públicas en el país. Es alentador ver que contamos con 879 puntos de carga, sin embargo, bajan las expectativas cuando el 60% de estos corresponden a la Región Metropolitana, que concentra además el 57,8% en solo 5 comunas.

En la tarea de poblar de electrolineras las rutas de Chile hay que considerar iniciativas pioneras como las del gobierno norteamericano, que por medio del Programa Nacional de Infraestructura Vehicular Eléctrica (NEVI), compromete fondos federales para programas de energía y transporte limpio que deben usarse en corredores de combustible alternativos. Es así como cada estación de carga rápida de CC tendrá un mínimo de cuatro conectores de sistema de carga combinado (CCS) de 150 kW y una potencia total de 600 kW. Además, las estaciones se ubicarán a no más 80,4 Km de distancia a lo largo de autopistas y carreteras, y a no más de 1,6 Km de la salida o calzada de una autopista.

Tomando el ejemplo norteamericano, es necesario que nuestras autoridades concreten en un plan más agresivo que permita a los vehículos eléctricos desplazarse por el país, sobre todo considerando que la Estrategia Nacional de Electromovilidad del Ministerio de Energía establece que al 2035 solo se venderán autos eléctricos. La depreciación acelerada para este tipo de vehículos, establecida en la Ley 21.305 de Eficiencia Energética, es un positivo antecedente que permitirá una disminución de los tributos y que incentivará su uso.

Sin embargo, el camino lógico para avanzar en infraestructura de electromovilidad requiere que como país promovamos incentivos fiscales y económicos para que las personas opten por vehículos eléctricos, además de que apoyemos el desarrollo de infraestructura, así como el potenciamiento de la investigación y tecnologías de baterías y movilidad eléctrica, aspectos que, sin duda, contribuirán positivamente a la construcción de una verdadera cultura de transporte sostenible a lo largo del país.

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