Cincuenta Años Elección Presidencial de 1970

Por Ulises Carabantes Ahumada

Ingeniero Civil Industrial. Analista de actualidad. Escritor.

(At the end of the spanish text you will find the english translation)

Estimado lector, en las próximas líneas podrá leer un muy breve pero descriptivo resumen de algunos capítulos del libro Chile 1973. Quien quiera profundizar en esta materia y desee comprar el libro, consulte al correo ucarabantes@gmail.com, para las ediciones en Chile y España. Esta es la segunda de trece publicaciones sabatinas que efectuaré hasta el sábado 9 de septiembre.   

La elección presidencial de 1970 comenzó su marcha en agosto de 1969 cuando el partido socialista eligió como su candidato presidencial al senador Salvador Allende, por cuarta vez consecutiva. Allende se impuso en aquella elección interna por sobre el senador Aniceto Rodríguez, donde hubo una mayoría socialista que se abstuvo de apoyar a cualquiera de los dos candidatos, ganando Allende en situación de minoría frente a quienes se abstuvieron de elegir. Es necesario recordar lo señalado en la primera publicación de esta serie respecto de estar el partido socialista, a partir de octubre de 1967; embarcado en la decisión de usar las armas para llegar al poder y en esa línea, el partido de Allende declaró en 1969 que la elección presidencial de 1970 era sólo una estación intermedia para llegar a la lucha armada definitiva que permitiría implantar la dictadura del proletariado en un esquema similar al de la Unión Soviética o Cuba. Es decir, aquellos comicios democráticos eran para los socialistas sólo un paso antes de desatar su violencia revolucionaria marxista leninista. En octubre de 1969 se constituyó la Unidad Popular (UP), agrupación de izquierda encabezada por el partido socialista y el partido comunistas, ambos declarados marxistas leninistas, es decir, que veían como faro a seguir la revolución bolchevique de 1917 en Rusia. Integraban también esta coalición el partido radical, el MAPU, movimiento de demócratas cristianos alejado de su partido por haber tomado al marxismo como guía política y la API, constituida por viejos seguidores del general Carlos Ibáñez del Campo. En octubre de 1969 hubo otro hecho relevante en Chile, el llamado “tacnazo”, movimiento militar encabezado por el general Roberto Viaux que significó la toma del regimiento Tacna en Santiago, bajo la justificación querer terminar con las pésimas condiciones en que operaba el ejército, teniendo en realidad dicho movimiento un trasfondo político ante la evidente posibilidad de un triunfo marxista leninista en la elección presidencial de 1970. Era la lógica de la “guerra fría” referida en la primera de estas publicaciones, dentro de la cual las fuerzas armadas chilenas eran parte del área de influencia de Estados Unidos y no de la comunista Unión Soviética. El “tacnazo” significó entre otras cosas la salida del ministro de defensa del gobierno de Eduardo Frei, el general retirado Tulio Marambio Marchant, siendo reemplazado por el ingeniero demócrata cristiano Sergio Ossa Pretot y el reemplazo del comandante en jefe del ejército, dejando el cargo el general Sergio Castillo Aránguiz para ser reemplazado por el general René Schneider Cherau. Tanto Ossa como Schneider serían importantes protagonistas de los hechos que se desencadenarían en octubre de 1970, en medio del proceso de elección de un nuevo presidente en Chile.

A finales de diciembre de 1969 las fuerzas armadas entregaron un análisis al gobierno de Frei, denominado “Análisis del momento político nacional, desde el punto de vista militar”, donde proyectaron cifras a menos de nueve meses de la elección. Este análisis buscaba poner en conocimiento de los políticos las muy altas posibilidades de que el marxismo leninismo ganara la elección presidencial al obtener una mayoría relativa. Las cifras entregadas como proyección por parte de las fuerzas armadas fueron las siguientes: Jorge Alessandri (candidato independiente de la derecha): 35%; Radomiro Tomic (candidato del gobernante partido demócrata cristiano): 27% y Unidad Popular (coalición sin candidato aún): 38%. Al comparar estos números con los resultados del 4 de septiembre de 1970 se constata lo certera que fue la proyección de los militares, pero la información que estos entregaron y que pudo servir para cambiar el curso de los hechos, no fue considerada por el gobierno.

Fue recién el 22 de enero de 1970 que la Unidad Popular proclamó a su candidato entre cinco postulaciones presentadas por cada uno de los cinco partidos de esta coalición. Resultó electo, por cuarta vez consecutiva, el socialista Salvador Allende, no sin antes haber firmado un documento con los partidos de la Unidad Popular, en lo que sería un acto de entrega del futuro presidente de la república ante las cúpulas políticas de la izquierda. Allende no podría tomar por si solo las decisiones relevantes sin antes consultar al comité político de la UP, lo que bordearía la inconstitucionalidad desde el día número uno de su gobierno, puesto que el pueblo de Chile y el Congreso Nacional habrían elegido al ciudadano Salvador Allende como presidente de la república, como jefe supremo de la nación y en ningún caso a la cúpula de una agrupación de partidos políticos y Allende, sin tener atribuciones para ello, entregó las prerrogativas que constitucionalmente se le habían entregado en su calidad de presidente de la república, situación que fue una de las causas principales del rotundo fracaso de su gobierno. Cada vez que Allende debió tomar decisiones de alta relevancia para superar el estado de aguda crisis en el que entró Chile, se vio impedido de hacerlo porque tales decisiones fueron obstaculizadas por los partidos de la Unidad Popular.

El año 1970 estuvo marcado por una creciente violencia y una amenaza permanente sobre la continuidad democrática en Chile. Se descubrió un plan de golpe de Estado por parte del general retirado Horacio Gamboa. El MIR, alineado con su declaración de principios fundacionales en el sentido de no creer en las elecciones, no apoyaba a Salvador Allende y continuó con sus acciones de violencia, asaltos, secuestros, escuelas de guerrillas en algunos puntos del país e intento de infiltración de las fuerzas armadas.

El comandante en jefe del ejército, general René Schneider, marcó y comunicó la posición que su institución tomaba frente al acontecer nacional, simplemente desenvolverse dentro de los márgenes que la Constitución de 1925 les imponía. A esto los políticos y los medios de comunicación de la época llamaron “doctrina Schneider”. Importante es citar los dichos del general Schneider en el consejo de generales del ejército del 23 de julio de 1970: “No son pocos en Chile los que estiman que las fuerzas armadas son una ‘alternativa de poder’ pero no debemos olvidar lo esencial de nuestro régimen legal, que fija las opciones para llegar al control del poder”. También Schneider transmitió a los generales: “…hacer uso de las armas para asignarse una opción (de poder), implica una traición al país; luego, mientras exista régimen legal, las fuerzas armadas no son ‘alternativa de poder’. La única limitación de este pensamiento legalista está en el hecho de que los poderes del Estado abandonen su propia posición legal. En tal caso, las fuerzas armadas, que se deben a la nación – que es lo permanente – más que al Estado – que es lo temporal – quedan en libertad para resolver una situación absolutamente anormal y que sale de los marcos jurídicos en que se sustenta la conducción del país”.

Por su parte, la Unidad Popular le dio un carácter plebiscitario a la elección presidencial de 1970, al plasmar en su programa de gobierno lo siguiente: “Apoyar al candidato de la Unidad Popular no significa, por tanto, sólo votar por un hombre, sino también pronunciarse a favor del reemplazo urgente de la actual sociedad que se asienta en el dominio de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros”. Los resultados del 4 de septiembre señalaron que sólo un poco más del 36% de los chilenos estaba de acuerdo con el “reemplazo urgente de la actual sociedad” y casi un 64% votó en contra de tal propuesta. Esto pareció no entenderlo nunca Allende y la Unidad Popular. El programa de la UP proponía terminar con el capitalismo, con la inversión extranjera, especialmente si esta venía de Estados Unidos, propiciando el alejamiento gradual pero definitivo de Chile de esta potencia, en lo político, económico y militar, para pasar a ser parte del bloque comunista soviético. Complejo objetivo se había trazado la Unidad Popular en el marco de la ya referida “guerra fría”. Fustigaba la Unidad Popular lo que llamaba peyorativamente el “reformismo” y “desarrollismo” del gobierno de Eduardo Frei Montalva, planteando como única alternativa para resolver los problemas de Chile el advenimiento de la revolución marxista. Proponía también la UP en su programa la eliminación de la Constitución de 1925; con la cual no estaban de acuerdo por no satisfacer sus propósitos revolucionarios. Dentro de este cambio institucional se consideraba eliminar el Congreso Nacional bicameral existente, reemplazándolo por una llamada “Asamblea Popular” unicameral.

La elección presidencial del 4 de septiembre de 1970 se llevó a cabo bajo total paz. Dentro de un universo total de 2.954.799 votantes, Salvador Allende obtuvo la primera mayoría relativa con un 36,22% de los votos. En segundo lugar terminó Jorge Alessandri con un 34,90% de los sufragios y tercero en la suma de votos quedó Radomiro Tomic con un 27,81%. La Constitución de 1925 no contemplaba la segunda vuelta en la elección entre las dos primeras mayorías. Era el Congreso Nacional, con sus dos Cámaras, el que tenía la responsabilidad de definir al nuevo presidente entre las dos primeras mayorías relativas elegidas por el pueblo de Chile, Salvador Allende y Jorge Alessandri.

Vinieron cincuenta convulsionados días para Chile. Dada la vocación revolucionaria armada que manifestaba la izquierda, buscando conducir al país a un sistema político de un solo partido, es decir, a la llamada dictadura del proletariado, se sobrecalentaron los temores y comenzaron las acciones o reacciones. Comenzó a actuar con múltiples atentados la Brigada Obrero Campesina (BOC), cuyo nombre indicaba ser una agrupación extremista de izquierda, muy por el contrario, era de extrema derecha.

El domingo 13 de septiembre, en una concentración masiva efectuada en Santiago, Salvador Allende amenazó con paralizar Chile si el Congreso Nacional no lo elegía a él como primera mayoría relativa. Esto estaba establecido como una tradición, no obstante, era constitucionalmente válido que el Congreso optara por la segunda mayoría. Los dichos de Allende se vieron como un chantaje a la democracia, sabedor de que los sindicatos de trabajadores estaban, a través de la CUT, dominados por el partido comunista y el partido socialista, quienes articularían la paralización anunciada, en caso de no ser elegido Salvador Allende.

Por otra parte, después de la elección presidencial, el alto mando naval quedó inquieto por las expresiones políticas que se constataron en unidades navales de tierra y a flote, a favor del candidato marxista Salvador Allende. Esto sin duda era el germen de una posible división en las filas navales y el alto mando decidió dar el paso de contactar al senador Allende para hacerle ver la visión institucional en el sentido de que la armada no veía con buenos ojos para la defensa nacional el hecho de tener que emigrar al hemisferio comunista definido en el contexto de “guerra fría”. Con esto se daban señales internas y se evitaba contactos con Allende de personal subalterno. Fue la institución que se entrevistó con el candidato que había ganado con la ya señalada mayoría relativa y fueron comisionados para tal encuentro por el comandante en jefe de la armada, almirante Fernando Porta Angulo, el vicealmirante Raúl Montero Cornejo, comandante en jefe de la escuadra y el contralmirante José Toribio Merino Castro, director general de los servicios. Esta reunión sería utilizada posteriormente como excusa para sacar del cargo de comandante en jefe al almirante Fernando Porta, dejando en su reemplazo al vicealmirante Hugo Tirado Barrios, involucrado en el plan destinado a interrumpir el proceso electoral que debía ser definido por el Congreso el 24 de octubre de 1970.

Inmediatamente conocidos los resultados de la elección del 4 de septiembre, en Estados Unidos se comenzó a planificar la interrupción del proceso electoral presidencial en Chile. No se dejaría a otro país latinoamericano estar bajo la sombra e influencia del comunismo soviético. El 14 de septiembre, hubo una importante reunión en Washington, donde estuvieron el presidente de Estados Unidos Richard Nixon, el secretario de Estado Henry Kissinger, el presidente de la Pepsi Cola Donald Kendall, el fiscal John Mitchel y el director de la CIA Richard Helms. Junto a ellos estuvo también el empresario chileno Agustín Edwards Eastman, dueño de una cuantiosa fortuna. Edwards había fijado su residencia en Connecticut inmediatamente después del 4 de septiembre. Con celeridad se había decidido en Estados Unidos desarrollar un complot para que Salvador Allende no llegara a la presidencia, logrando comprometer en esto a ministros del gobierno de Eduardo Frei, generales, empresarios y grupos de derecha nacionalista. La democracia cristiana tomó dos caminos para enfrentar el triunfo del marxismo leninismo en la elección de septiembre de 1970: ser parte del complot planificado en Estados Unidos, destinado a ejecutar un acto de fuerza que diera el pretexto para dar un golpe al gobierno de Frei que ya terminaba y de esta forma interrumpir el normal curso de la elección que debía finalizar el 24 de octubre. El acto de fuerza sería el secuestro del comandante en jefe del ejército, general René Schneider. Ante este escenario, militares tomarían La Moneda, sacando a Eduardo Frei del gobierno y del país. Frei ante los chilenos y ante el mundo quedaría incólume como un demócrata y superada la situación, podría volver a Chile para presentarse como candidato en una nueva elección. El otro camino tomado por los demócratas cristianos fue la elaboración de los llamados Estatutos de Garantías Constitucionales, cuya firma por parte de Salvador Allende aseguraría la mantención de la democracia republicana chilena amparada por la Constitución de 1925; democracia que la Unidad Popular tenía como propósito terminar, según lo explícitamente escrito en su programa de gobierno.

Como se dijo, se activó un complot para secuestrar al comandante en jefe del ejército, general Schneider. En él se involucró el general en retiro Roberto Viaux, su suegro el coronel de ejército retirado Raúl Igualt, el general en servicio activo y comandante de la guarnición militar de Santiago, Camilo Valenzuela, el director general de Carabineros, general Vicente Huerta, el comandante en jefe de la primera zona naval vicealmirante Hugo Tirado, quien asumiría como presidente interino al ser sacado Frei del país. Había un problema para que todas las piezas cuadraran, la existencia de un superior jerárquico de Hugo Tirado, el comandante en jefe de la Armada almirante Fernando Porta. En la salida de Porta jugó su rol el ministro de defensa de Frei, el demócrata cristiano Sergio Ossa Pretot. Ossa, que a fines de septiembre de 1970 se manifestó muy agradecido por la colaboración prestada siempre por los tres comandantes en jefe, Schneider (ejército), Porta (armada) y Guerraty (fuerza aérea), en una reunión de comandantes en jefe a principios de octubre, presidida por el propio Ossa Pretot y con la presencia del jefe del estado mayor de la defensa nacional, Carlos Prats, expresó estar muy molesto con el comandante en jefe de la armada, por las reuniones que esta institución había sostenido con el candidato Salvador Allende, en cuyos encuentros supuestamente la marina habría pedido al posible nuevo presidente la adquisición de un porta aviones, algo que nunca se trató. Sergio Ossa manifestó que la armada había roto las confianzas entre las tres instituciones castrenses, algo que Schneider y Guerraty y el propio Porta afirmaron no haberse producido. Pero Ossa, obsesivamente, obcecadamente, se mantenía en sus dichos y logró remover al comandante en jefe de la armada en ejercicio y nombrar en su reemplazo a Hugo Tirado, quien como ya se ha dicho, estaba comprometido con el complot y con el rol que asumiría después del secuestro de Schneider: presidente de la república.

La mañana del 22 de octubre se ejecutó la acción para secuestrar al comandante en jefe del ejército, pero falló. Ante el intento del alto jefe militar de utilizar su arma de servicio para defenderse del ataque del que estaba siendo objeto, fue víctima de mortales heridas a bala que lo tuvieron agonizando en el hospital militar hasta la madrugada del 25 de octubre de 1970, fecha en que murió. No prosperó el golpe, el Congreso sesionó el 24 de octubre y dada la firma de los Estatutos de Garantías Constitucionales, fue elegido Salvador Allende como presidente de la república para el periodo comprendido entre el 3 de noviembre de 1970 y el 3 de noviembre de 1976.

Si durante las trece publicaciones de este ciclo histórico, alguno de mis lectores se interesa en tener el libro Chile 1973; tanto para la edición en Chile y en España, pueden hacer llegar su consulta al correo electrónico ucarabantes@gmail.com

Los espero el próximo sábado 01 de julio con la tercera publicación histórica, la que llevará por título Cincuenta Años: Caos.

 

Fifty Years
1970 Presidential Election
       By Ulises Carabantes Ahumada
Civil Industrial Engineer. Current affairs analyst. Writer.

Dear reader, in the following lines, you will find a very brief but descriptive summary of some chapters from the book «Chile 1973.» If you wish to delve deeper into this matter and purchase the book, please contact ucarabantes@gmail.com for editions in Chile and Spain. This is the second of thirteen Saturday publications that I will release until Saturday, September9th.
The presidential election of 1970 began in August 1969 when the Socialist Party chose Senator Salvador Allende as their presidential candidate for the fourth consecutive time. Allende prevailed in that internal election over Senator Aniceto Rodríguez, where a majority of socialists abstained from supporting either candidate. Allende won with a minority vote against those who chose not to vote. It is necessary to recall what was mentioned in the first publication of this series regarding the Socialist Party’s decision, starting from October 1967, to resort to arms to seize power. In that vein, Allende’s party declared in 1969 that the 1970 presidential election was only an intermediate step towards the ultimate armed struggle that would allow the establishment of a dictatorship of the proletariat, following a similar model to that of the Soviet Union or Cuba. In October 1969, the Popular Unity (UP) was formed, a left-wing coalition led by the Socialist Party and the Communist Party, both of which declared themselves as Marxist-Leninist, meaning they saw the Russian Bolshevik Revolution of 1917 as their guiding light. This coalition also included the Radical Party, MAPU (a movement of Christian Democrats who had distanced themselves from their party by embracing Marxism as their political guide), and API, which consisted of old followers of General Carlos Ibáñez del Campo.
In October 1969, another significant event took place in Chile, known as the «Tacnazo,» a military movement led by General Roberto Viaux. It involved the takeover of the Tacna regiment in Santiago and was justified as an attempt to improve the poor operating conditions of the army. However, this movement had a political background due to the evident possibility of a Marxist-Leninist victory in the 1970 presidential election. It was within the context of the «Cold War» mentioned in the first of these publications, where the Chilean armed forces were aligned with the United States rather than the communist Soviet Union. The Tacnazo resulted in, among other things, the dismissal of the Minister of Defense under Eduardo Frei’s government, retired General Tulio Marambio Marchant. He was replaced by the Christian Democrat engineer Sergio Ossa Pretot, and the Army Commander-in-Chief, General Sergio Castillo Aránguiz, was replaced by General René Schneider Cherau. Both Ossa and Schneider would become important figures in the events that unfolded in October 1970, during the process of electing a new president in Chile.
At the end of December 1969, the armed forces presented an analysis to the Frei government called «Analysis of the National Political Moment from a Military Perspective,» projecting figures less than nine months before the election. This analysis aimed to make politicians aware of the very high likelihood of a Marxist-Leninist victory in the presidential election, resulting in a relative majority. The projected figures provided by the armed forces were as follows: Jorge Alessandri (independent right-wing candidate): 35%; Radomiro Tomic (candidate of the ruling Christian Democratic Party): 27%; and Unidad Popular (a coalition without a candidate yet): 38%. Comparing these numbers with the results of September 4, 1970, it is evident how accurate the military’s projection was. However, the information they provided, which could have influenced the course of events, was not considered by the government.
It was only on January 22, 1970, that the Popular Unity declared its candidate among the five nominations presented by each of the five parties in this coalition. Socialist Salvador Allende was elected for the fourth consecutive time, but not before signing a document with the parties of the Popular Unity, which would be an act of surrendering the future presidency to the political leadership of the left. Allende could not make relevant decisions on his own without consulting the political committee of the Popular Unity, which bordered on unconstitutionality from day one of his government. This was because the people of Chile and the National Congress had chosen Salvador Allende as the president of the republic and the supreme leader of the nation, not the leadership of a political party coalition. Allende, without the authority to do so, relinquished the prerogatives constitutionally granted to him as the president of the republic. This situation was one of the main causes of the resounding failure of his government. Whenever Allende had to make decisions of high relevance to overcome the acute crisis that Chile was facing, he was prevented from doing so because these decisions were hindered by the parties of the Popular Unity.
The year 1970 was marked by increasing violence and a constant threat to democratic continuity in Chile. A coup plot by retired General Horacio Gamboa was discovered. The MIR, aligned with its foundational principles of not believing in elections, did not support Salvador Allende and continued its actions of violence, assaults, kidnappings, guerrilla schools in some parts of the country, and attempted infiltration of the armed forces.
The Commander-in-Chief of the Army, General René Schneider, defined and communicated the position his institution took regarding the national events, simply operating within the boundaries imposed by the 1925 Constitution. Politicians and media of the time referred to this as the «Schneider Doctrine.» It is important to mention General Schneider’s statements during the Army’s council of generals on July 23, 1970: «There are not a few in Chile who believe that the armed forces are an ‘alternative to power,’ but we must not forget the essence of our legal regime, which sets the options for attaining control of power.» Schneider also conveyed to the generals: «…to use weapons to assign oneself an option (of power) implies a betrayal of the country; thus, as long as there is a legal regime, the armed forces are not an ‘alternative to power.’ The only limitation of this legalistic thinking lies in the event that the powers of the State abandon their own legal position. In such a case, the armed forces, which owe their allegiance to the nation – the permanent entity – more than to the State – the temporary one – are free to resolve a situation that is completely abnormal and falls outside the legal framework upon which the country’s leadership is based.
On its part, the Popular Unity (Unidad Popular) gave a plebiscitary character to the 1970 presidential election, expressing the following in its government program: «Supporting the candidate of the Popular Unity does not only mean voting for a man, but also expressing oneself in favor of the urgent replacement of the current society based on the dominance of large national and foreign capitalists.» The results of September 4th indicated that only a little over 36% of Chileans agreed with the «urgent replacement of the current society,» while nearly 64% voted against such a proposal. Allende and the Popular Unity seemed to never understand this. The program of the Popular Unity proposed ending capitalism and foreign investment, especially if it came from the United States, and advocated for a gradual but definitive separation of Chile from this power in political, economic, and military aspects, to become part of the Soviet communist bloc. The Popular Unity had set itself a complex objective within the context of the aforementioned «Cold War.» It criticized what it pejoratively referred to as the «reformism» and «developmentalism» of the Eduardo Frei Montalva government, presenting the advent of the Marxist revolution as the only alternative to solving Chile’s problems. The Popular Unity also proposed in its program the elimination of the 1925 Constitution, with which they did not agree because it did not satisfy their revolutionary purposes. Within this institutional change, the existing bicameral National Congress was considered for elimination, to be replaced by a so-called unicameral «People’s Assembly.»
The presidential election on September 4th, 1970, took place in complete peace. Out of a total universe of 2,954,799 voters, Salvador Allende obtained the relative majority with 36.22% of the votes. Jorge Alessandri finished second with 34.90% of the votes, and Radomiro Tomic came third with 27.81% of the total votes. The 1925 Constitution did not provide for a runoff election between the top two candidates. It was the National Congress, with its two chambers, that had the responsibility to decide on the new president between the two leading candidates elected by the people of Chile, Salvador Allende and Jorge Alessandri.
Fifty tumultuous days came for Chile. Given the armed revolutionary vocation expressed by the left, seeking to lead the country towards a one-party political system, namely the so-called dictatorship of the proletariat, fears escalated and actions or reactions began. The Workers’ Peasant Brigade (BOC), whose name indicated an extreme left-wing extremist group but was actually far-right, started carrying out multiple attacks.
On Sunday, September 13th, during a massive gathering in Santiago, Salvador Allende threatened to paralyze Chile if the National Congress did not choose him as the first relative majority. While it was traditionally established, it was constitutionally valid for the Congress to opt for the second majority. Allende’s statements were seen as blackmail against democracy, knowing that the workers’ unions, through CUT, were dominated by the Communist Party and the Socialist Party, who would coordinate the announced strike if Salvador Allende was not elected.
Furthermore, after the presidential election, the high naval command became concerned about the political expressions observed in naval units, both on land and at sea, in support of the Marxist candidate Salvador Allende. This undoubtedly sparked the potential for division within the naval ranks, leading the high command to contact Senator Allende and express the institutional view that the navy did not view migrating to the communist hemisphere, defined in the context of the «Cold War,» as beneficial for national defense. This internal signal was meant to avoid lower-ranking personnel from contacting Allende. The institution itself conducted the meeting with the candidate who had won the aforementioned relative majority, and the attendees were commissioned by Admiral Fernando Porta Angulo, Commander-in-Chief of the Navy; Vice Admiral Raúl Montero Cornejo, Commander-in-Chief of the Fleet; and Rear Admiral José Toribio Merino Castro, Director General of Services. This meeting would later be used as an excuse to remove Admiral Fernando Porta from his position as Commander-in-Chief, replacing him with Vice Admiral Hugo Tirado Barrios, who was involved in the plan to disrupt the electoral process that was to be defined by the Congress on October 24, 1970.
Immediately after the results of the September 4th election became known, the United States began planning to interrupt the presidential electoral process in Chile. They would not allow another Latin American country to fall under the shadow and influence of Soviet communism. On September 14th, an important meeting was held in Washington, attended by President Richard Nixon, Secretary of State Henry Kissinger, Pepsi Cola President Donald Kendall, Attorney General John Mitchell, and CIA Director Richard Helms. Chilean businessman Agustín Edwards Eastman, who owned a considerable fortune, was also present. Edwards had taken up residence in Connecticut immediately after September 4th. It was swiftly decided in the United States to develop a plot to prevent Salvador Allende from assuming the presidency, involving ministers from Eduardo Frei’s government, generals, businessmen, and nationalist right-wing groups. The Christian Democrats took two paths to confront the triumph of Marxist-Leninism in the September 1970 election: being part of the planned conspiracy in the United States aimed at carrying out a show of force to provide a pretext for overthrowing the soon-to-end Frei government and thus interrupting the normal course of the election, which was to conclude on October24th.
“The act of force would be the kidnapping of the Commander-in-Chief of the Army, General René Schneider. In this scenario, the military would take La Moneda, removing Eduardo Frei from the government and the country. Frei would remain unscathed as a democrat in the eyes of Chileans and the world. Once the situation was overcome, he could return to Chile and present himself as a candidate in a new election. The other path taken by the Christian Democrats was the creation of the so-called Statutes of Constitutional Guarantees. Salvador Allende’s signature on these statutes would ensure the preservation of Chile’s republican democracy, protected by the 1925 Constitution. This was a democracy that the Popular Unity aimed to end, as explicitly stated in their government program.

As mentioned, a plot was activated to kidnap the Commander-in-Chief of the Army, General Schneider. It involved retired General Roberto Viaux, Schneider’s father-in-law retired Army Colonel Raúl Igualt, active-duty General and Commander of the Military Garrison of Santiago, Camilo Valenzuela, Director General of the Carabineros General Vicente Huerta, Vice Admiral Hugo Tirado, who would assume the interim presidency once Frei was removed from the country. There was an issue with all the pieces fitting together, namely the existence of a higher-ranking officer, Admiral Fernando Porta, who was the Commander-in-Chief of the Navy. The departure of Porta played a role in this, facilitated by Frei’s Minister of Defense, Christian Democrat Sergio Ossa Pretot. In late September 1970, Ossa expressed gratitude for the collaboration provided by the three Commanders-in-Chief, Schneider (Army), Porta (Navy), and Guerraty (Air Force), in a meeting of the Commanders-in-Chief in early October, presided over by Ossa Pretot himself and attended by the Chief of the National Defense Staff, Carlos Prats. Ossa stated that he was very upset with the Commander-in-Chief of the Navy due to meetings that the institution had held with candidate Salvador Allende. In these supposed meetings, the Navy would have requested the acquisition of an aircraft carrier from the potential new president, something that was never discussed. Sergio Ossa claimed that the Navy had broken the trust among the three military institutions, a claim denied by Schneider, Guerraty, and Porta themselves. However, Ossa obstinately maintained his statements and succeeded in removing the incumbent Commander-in-Chief of the Navy, appointing Hugo Tirado as his replacement. As mentioned before, Tirado was involved in the plot and would assume the role of the President of the Republic after Schneider’s kidnapping.
On the morning of October 22nd, the operation to kidnap the Commander-in-Chief of the army was carried out, but it failed. In the face of the attempt by the high military chief to use his service weapon to defend himself from the attack he was undergoing, he suffered mortal gunshot wounds that left him agonizing in the military hospital until the early morning of October 25th, 1970, the date of his death. The coup did not succeed, and the Congress held a session on October 24th. Due to the signing of the Statutes of Constitutional Guarantees, Salvador Allende was elected as the president of the republic for the period from November 3rd, 1970, to November 3rd, 1976.
If any of my readers are interested in obtaining the book «Chile 1973» during the thirteen publications of this historical cycle, both for the edition in Chile and in Spain, they can send their inquiries to the email address ucarabantes@gmail.com

I’ll be expecting you on the next Saturday, July 1st, with the third historical publication, which will be titled «Fifty Years: Chaos.»

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