Religiosas responsables de la comunidad concretaron proyecto para aumentar la capacidad de la Casa.
Con una sencilla ceremonia después de la eucaristía, la comunidad de la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Tierra Amarilla celebró la bendición de las nuevas dependencias de la casa de acogida a migrantes Santa Rafaela María, la noche de este viernes 23 de junio.
La misa y la bendición fueron presididas por el obispo, Monseñor Ricardo Morales.
Durante la homilía, el obispo resaltó la hospitalidad de Abraham narrada en el texto del génesis. “La hospitalidad de los hombres del desierto se debe a que en esa intemperie y esa sequedad, tener sombra y un vaso de agua ayuda a paliar los efectos de caminar por el desierto”, dijo, y agregó que “los acoge para que experimenten acogida y cuidado”. Señaló que “a veces vemos a quienes vienen de afuera como un peligro o una amenaza, pero al final descubrimos que quien llega de afuera es un regalo, nos enriquece, nos abre el horizonte”, asegurando que “el migrante nos aporta una visión del mundo distinta, nos puede dar temor por la diferencia de idioma o de cultura, pero siempre es un regalo”. También manifestó que “en la historia de la humanidad descubrimos que el ser humano migra, siempre se ha movido; si nos hiciéramos un examen, veríamos que tenemos genes de todas partes del mundo; siempre sale, busca mejores horizontes, mejores condiciones de vida. Todos somos migrantes, nuestra Iglesia es fruto de un migrante”, aseguró, concluyendo que “hoy, cuando bendecimos un nuevo espacio de la casa de acogida, pidámosle al Señor que también abra un nuevo espacio de acogida en nuestro corazón”.
En el ofertorio, personas migrantes llevaron al altar imágenes de distintas advocaciones de la Virgen María, de acuerdo a la patrona de cada país. El vino y el pan lo llevó un matrimonio de la comunidad.
Después de la misa, la comunidad se trasladó a la Casa de acogida Santa Rafaela María, a un costado de la plaza frente al templo parroquial. Allí, el obispo bendijo las nuevas habitaciones de la casa, producto del trabajo de ampliación que han ejecutado las religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, responsables de la parroquia. El obispo también bendijo a las personas que se viven actualmente allí.
Finalmente, los presentes pudieron disfrutar de una rica convivencia, en el patio de la Casa.
Cabe destacar que para esta ocasión, las religiosas recibieron la visita de las hermanas Carola Ledezma, Constanza Di Primio y Marialis Etchegaray, que junto a Sandra Pinto, Ana Carvajal y Jimena Fuentes, están trabajando en el área de Movilidad Humana de la congregación, y vinieron a conocer el trabajo en la diócesis.
