Christopher Gotschlich
Abogado y académico U.
Es evidente que la principal discusión de la actual reforma de pensiones tiene que ver con el porcentaje adicional que irá a la cuenta individual y al fondo solidario. Sin embargo, no se hace referencia a la edad de jubilación ni su relación con la esperanza de vida, ambos factores que inciden directamente en la calidad de las pensiones.
En 1980 (cuando nace el actual sistema de pensiones), el promedio de la esperanza de vida era de 70,7 años, lo que se traducía en que las cotizaciones en el caso de los hombres jubilados debían asegurar pensiones (promedio) por 5,7 años, y en el caso de las mujeres, por 10,7 años. No obstante, para los años 2020-2025, la esperanza de vida es en promedio de 80,21 años y siguiendo la misma tendencia, en 40 años más, la esperanza de vida será de cercana a los 88 años; debiendo asegurarse pensiones en promedio, por 25 y 30 años después de la respectiva jubilación.
Si no se consideran estos antecedentes y una revisión de la edad de jubilación, la cotización adicional no tendrá mayor incidencia en las jubilaciones, considerando, además, la tardanza en el ingreso al mercado laboral de las nuevas generaciones.