El Poder del Contacto Piel con Piel 

Por Leandro Gottlieb, gerente general de Kimberly Clark 

Cuando estamos esperando la llegada de un nuevo integrante a la familia se combinan una serie de emociones, desde la ilusión por ver sus ojos por primera vez, hasta la preocupación por brindarle los cuidados más adecuados para el inicio de su vida. Pero ¿qué pasa cuando los bebés llegan antes de lo previsto? Un bebé que nace antes de las 37 semanas se considera prematuro, y requiere que la maduración de sus órganos y funciones se realice en el centro de salud, bajo el resguardo constante del personal médico. Según data del Ministerio de Salud, entre 2021 y 2022 hubo un aumento de nacimientos de bebés de menos de 37 semanas de gestación, llegando a más de 1.200 casos.

Diversas investigaciones han demostrado la importancia de que la madre y su bebé practiquen el contacto piel con piel. Éste no sólo es recomendado desde el momento del parto y durante la estadía hospitalaria, sino que lo ideal es que se fomente durante toda la crianza. Yo soy padre de una niña prematura; a sus 35 semanas nos sorprendió con su decisión de llegar al mundo y desde ese día pude vivenciar los beneficios que tuvo esta práctica en su desarrollo y bienestar. Mi hija pasó bastante tiempo sobre el pecho de su madre, y también sobre el mío, y pudimos ver como poco a poco se comenzó a crear un vínculo especial que iba más allá de los cuidados físicos.

Si bien ella nació saludable, el contacto piel con piel sí permitió una mejora en el desarrollo de sus parámetros vitales, regular su temperatura corporal, estabilizar su frecuencia cardíaca y respiratoria, mejorar su digestión y aumento de peso. Es una práctica que además estimula el sistema inmunológico del recién nacido, lo que es crucial para su lucha contra infecciones y enfermedades.

La llegada de un bebé es una revolución para las familias, más aún si se trata de un bebé prematuro. Por eso, en este mes en que conmemoramos a estos bebés, cabe recordar lo importante que es que los padres reciban el apoyo y la orientación adecuados, y que la sociedad en su conjunto, el sistema de la salud y las políticas públicas estén coordinadas y trabajen de la mano para resguardar no sólo los comienzos de la crianza, sino que toda esta etapa de nuestros niños. Apoyemos a las familias en esta aventura de ser padres, porque cuidar de nuestros bebés es cuidar el futuro.

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