Gran cantidad de peregrinos llegaron hasta el Santuario de La Candelaria en el primer día de la novena, este jueves 25 de enero, día dedicado a orar por los bailes religiosos. La novena estará a cargo del vicario general de la diócesis, P. Enrique Balzán, debido a que Mons. Ricardo Morales no se encuentra en el país.
Las reflexiones de cada día de novena, preparadas por el obispo, se basan en el documento de síntesis del Sínodo sobre sinodalidad, cuya primera parte tuvo lugar en octubre pasado y que concluirá en octubre de este año, en Roma.
El p. Enrique dijo que “la centralidad de Cristo nos coloca en lo esencial y fundamental de lo que podemos entender por sinodalidad. Sin Cristo no hay sinodalidad”, llamando a “comprender que el camino hacia el Reino lo hacemos junto con otros, jamás sintiéndonos como los mejores o los superiores, sino entendiendo que la salvación es ofrecida a todos, sin distinción”. También habló de la importancia de la misión en la Iglesia: “si hemos conocido al Señor y a su Madre la Virgen María, cabría preguntarnos ¿lo que vivo con mi fe, lo comunico a otros? ¿mi familia, mis amigos, en mi trabajo, conocen mi fe?” Mencionó la incoherencia de las personas: “¿Cuántos de aquellos que han participado en hechos de corrupción se declaran católicos? ¿Cuántos católicos han guardo silencio y no han sabido defender sus principios y su fe ante los hechos que hoy condenamos?” y concluyó pidiendo a María Candelaria “que nos ayude a siempre colocar a su Hijo Jesús en el centro, nunca nosotros o nuestras ideas”.
Tras esto, concluyó la primera novena, que se extenderá hasta el viernes 2 de febrero.
Misa vespertina
La misa de la tarde también fue presidida por el p. Enrique, acompañado del rector del Santuario, p. Francisco Javier Medina, y el párroco de Chañaral, p. Mark Malia Pawley. En la homilía, destacó que el apóstol Pablo antes de su conversión había sido un perseguidor de los cristianos, pero se encontró con Jesús. “Pablo pensaba que estaba haciendo el bien, pero cuando llegó este terremoto a su vida, fue capaz de abrir su corazón. Cambió de nombre y de vida. Pasó de perseguidor a apóstol que significa misionero, anunciador” y propuso “ser humildes para reconocer que todos necesitamos conversión”.
En el ofertorio integrantes de bailes religiosos, junto al pan y al vino. Llevaron al altar su itinerario formativo, proceso evangelizador que lleva adelante la pastoral de los bailes.
Traslado del Cristo
La imagen del Cristo crucificado que está habitualmente en el patio del Santuario fue trasladada hasta el altar de piedra, donde permanecerá durante toda la fiesta. Esta breve procesión recorre el patio del santuario, con cuatro estaciones, en las que se rezó por los hombres, las mujeres, los niños y los jóvenes.