Por Ulises Carabantes Ahumada – Ingeniero Civil Industrial.
Es ya ampliamente sabido por la industria minera nacional como por la comunidad de Atacama la decisión tomada por el actual Gobierno en el sentido de detener las operaciones de la Fundición Hernán Videla Lira de Paipote, aduciendo las pérdidas financieras que genera esta unidad de producción que comenzó sus operaciones en 1952 como parte de la Empresa Nacional de Fundiciones, antecesora directa de la actual Empresa Nacional de Minería. Exactamente durante 72 años entregó riqueza a Chile esta unidad productiva que dejó como herencia el Gobierno de uno de los más grandes estadistas de la historia chilena, el ex presidente Gabriel González Videla. El actual Gobierno en contraposición tiene un récord, tener a su haber una segunda fundición cerrada, haciendo retroceder a Chile en un siglo. En uno de los países con mayor producción de cobre en el mundo, como es el nuestro, paradójicamente se va disminuyendo la capacidad de fusión y con esto la capacidad de agregar valor a nuestras riquezas básicas, retrocediendo en el tiempo a la realidad de exportar sólo concentrados.
El actual Gobierno había anunciado que el cierre de la Fundición Hernán Videla Lira sería a partir del 1 de enero de 2025; posteriormente, en un aceleramiento que no deja de llamar la atención, adelantó la fecha de cierre para el 24 de abril del presente año y finalmente, tal vez alertado por los recursos de protección interpuestos por los trabajadores de la fundición en los tribunales, el Gobierno encabezado por Gabriel Boric altera su propia agenda respecto del cierre y lo adelanta en dos meses, produciéndose el cierre el pasado jueves 22 de febrero de 2024. Un efecto de esto es que menos concentrado se fundirá en Chile y más concentrado se fundirá y por consiguiente se refinará en China. Esa es la realidad. Con el cierre de la fundición de Ventanas y la de Paipote se va destruyendo la matriz productiva nacional, se deja de agregar valor a nuestra riqueza fundamental como sigue siendo el cobre para que se lo lleve al lejano oriente donde si se producirá la agregación de valor a lo que se produce en Chile.
Para cerrar Ventanas y dejar de fundir concentrado de cobre en ella se adujeron aspectos ambientales. Posterior al cierre quedó demostrado que la calidad del aire en la zona de Puchuncaví es la misma, pero claro, no se reabrirá la fundición, porque claro, el objetivo es que el concentrado sea llevado a China y sea en ese país donde se funda y refine. Para cerrar la Fundición Hernán Videla Lira se aducen problemas económicos, dado que, de acuerdo con lo informado por el vicepresidente ejecutivo de la ENAMI, Iván Mlynarz, la fundición representa el 70% de las pérdidas totales de la ENAMI con un monto de $135.000.000 (ciento treinta y cinco millones de pesos) por día. Con esta afirmación el señor Mlynarz informa que las pérdidas totales de la ENAMI alcanzan la cifra de $193.000.000 (ciento noventa y tres millones de pesos) diarios, redondeando la cifra. Por lo tanto es fácil inferir que la “pérdida” anual de la ENAMI es de $70.445.000.000 (setenta mil cuatrocientos cuarenta y cinco millones de pesos), asumiéndose que esta “pérdida” tiene que ser solventada por la Hacienda Fiscal, lo que significa ser solventada por todos los chilenos, constituyendo esto el problema de la institución de fomento llamada Empresa Nacional de Minería. Dicho desembolso de parte del Estado de Chile permite la mantención de cuarenta mil puestos de trabajos productivos y directos en la industria minera a pequeña y mediana escala, cifra que también ha entregado el vicepresidente ejecutivo de la ENAMI.
Es necesario dejar en claro que la Empresa Nacional de Minería (ENAMI) es una institución de fomento, como parte de una política pública, de acuerdo con lo que quedó establecido en el decreto con fuerza de ley que le dio vida el 29 de febrero de 1960, el DFL N° 153 publicado el 5 de abril de ese mismo año. Cabe comparar a la institución de fomento ENAMI con alguna otra institución de fomento del Estado, por ejemplo, la CORFO, en cuanto al desembolso que ambas exigen de la caja fiscal anualmente.
Ya se ha dicho que la ENAMI, de acuerdo con lo informado por su máxima autoridad, demanda setenta mil cuatrocientos cuarenta y cinco millones de pesos anuales de la caja fiscal. Para el presente año, la CORFO, que estoy utilizando como elemento de comparación, recibirá de parte del Estado la suma de $412.970.000.000 (cuatrocientos doce mil novecientos setenta millones de pesos); 5,86 veces la llamada pérdida de ENAMI. Es decir, la CORFO representa para el Estado de Chile un desembolso casi seis veces mayor que la ENAMI, con una generación de puestos de trabajos directos que seguro está muy por debajo de aquellos 40 mil generados por la Empresa Nacional de Minería en el cumplimiento de su misión de fomento. Y a nadie le incomoda la enorme cantidad de recursos que significa la CORFO para la caja fiscal. En consecuencia resulta extraña la obsesión del Gobierno por debilitar la industria cuprífera nacional, el año pasado con el cierre de la fundición Ventanas y en el presente año con el cierre, sin oír y ni ver razones, con el cierre de la Fundición Hernán Videla Lira en Paipote. Con esto se debilita una fuerza creadora y productiva que puede llevar en el corto y mediano plazo a que desaparezca una industria que ha sido motor de la economía en el norte del país. Los cesantes comenzarán a aumentar, pero eso al actual Gobierno no le importa.
Sólo grandes estadistas heredan a un país una unidad productiva como lo hizo el Presidente Gabriel González Videla en Paipote, quien no tiene ese nivel superlativo, toma la decisión de cerrarla, sin importar la incertidumbre en que quedan miles de compatriotas.