Paula Molina
Químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
Muchos factores inciden en la calidad e higiene del sueño: estrés, el tiempo que pasamos frente a una pantalla, exceso de consumo de bebidas con cafeína, o problemas de salud como la acidez estomacal. Sin embargo, pocas personas saben de la existencia de ciertos medicamentos que influyen directamente en la calidad de éste y, por ende, en nuestro descanso.
La relación entre los medicamentos y el sueño pasa porque alteran los ciclos naturales de éste, generando reacciones perjudiciales para el buen dormir. Los trastornos del sueño no sólo afectan el estado mental y anímico del día siguiente, sino que se han vinculado a una serie de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares y depresión.
Algunos antidepresivos, benzodiacepinas (como el diazepam), antipsicóticos y los llamados “compuestos Z” (como el Zolpidem) son utilizados para inducir el sueño, mientras que otros como los antiepilépticos, los utilizados para tratar el déficit de atención o el tabaquismo, junto con algunos fármacos cardiovasculares y antihipertensivos, tienen un efecto estimulante que dificultarían la conciliación del mismo, pudiendo provocar insomnio. Y también existen aquellos que pueden aumentar la somnolencia, como algunos antihistamínicos, antiinflamatorios y otros para el manejo de la hipertensión o alteraciones en el ritmo cardiaco.
Frente a esto, es importante que cualquier cambio en la calidad del sueño sea informado al médico o al químico farmacéutico al momento de adquirir un medicamento, quien ofrecerá orientación en torno a los efectos del mismo y que, dentro de los cuales, podrían estar la alteración del sueño.
Además, se deben considerar acciones simples que marcarán una gran diferencia para obtener un buen descanso. No sólo es importante prestar atención al medicamento en sí, sino que además al horario de la ingesta (manteniendo siempre el mismo) y evitando tomar aquellos que pueden provocan somnolencia durante el día. En este sentido, también es importante evitar conducir, puesto que esto afectaría los reflejos, haciendo de la conducción una actividad mucho más riesgosa.
La última Encuesta Nacional de la Salud mostraba que un 63.2% de las personas mostraba algún tipo de trastorno del sueño, número que aumentó durante la pandemia. Hay estudios que muestran que estos trastornos incrementarían el riesgo de sufrir algún tipo de enfermedad cardiovascular y afectan directamente la salud mental de quienes los padecen. En este Día Mundial del Sueño, es importante dar a conocer que no sólo una mala higiene puede afectar tu descanso; quizás el problema está donde encuentras la solución para alguna otra dolencia.