Rebeca Molina L.
Directora ejecutiva
Fundación Educacional Presente
Cuando miramos el pasado y recordamos nuestra etapa escolar, solemos ir más allá del aprendizaje académico. Nos acordamos de cómo nos sentíamos con los profesores y compañeros, lo que hacíamos en los recreos, la comida del casino, un paseo de curso e incluso algún premio que nos pudimos haber ganado.
En el colegio, no sólo aprendemos matemáticas o historia. También te haces de amigos y construyes relaciones con tus profesores. Pero, ¿qué pasa cuando sientes que a nadie le importa si estás o no estás en la sala de clases?
En el segundo semestre del año pasado, Fundación Educacional Presente encuestó a 4.378 estudiantes de 6to básico a 4to medio para conocer sus percepciones y creencias sobre la asistencia escolar. En dicha encuesta se incluyó una pregunta para saber cómo se sienten en el colegio, y nos llevamos una sorpresa: el 24% declaró que en su colegio “a nadie le importa cuando falta a clases” y sólo el 10% señaló sentirse importante para el colegio.
Este dato nos lleva a reflexionar sobre la importancia de cultivar un sentido de pertenencia en el entorno escolar.
En el contexto educativo chileno actual, existe una preocupación urgente en torno al fenómeno del ausentismo crónico. El año pasado un 52% de las y los alumnos presentó ausencias recurrentes en las aulas.
Este fenómeno, combinado con la percepción que tiene un cuarto de los estudiantes de que a nadie le importa si asisten a clases o no, subraya la necesidad apremiante de fortalecer los lazos entre profesores y alumnos en nuestras escuelas.
La educación no solo se trata de transmitir conocimientos, sino también de crear un ambiente donde las y los estudiantes se sientan valorados y respaldados. El vínculo entre docentes y discentes desempeña un papel crucial en este proceso. Cuando niñas, niños y jóvenes se sienten conectados emocionalmente con sus profesores, tienen más probabilidades de comprometerse activamente en su aprendizaje y de asistir regularmente a clases.
El impacto del ausentismo crónico va más allá de las cifras. Se traduce en oportunidades perdidas de aprendizaje, en un menor rendimiento académico y, en última instancia, en un detrimento del bienestar de las y los estudiantes. Por lo tanto, es fundamental abordar este desafío desde una perspectiva integral que reconozca la importancia del vínculo humano en el proceso educativo.
Asimismo, el sentido de pertenencia a la comunidad escolar juega un papel crucial en la reducción del ausentismo y en la promoción de una cultura de compromiso y responsabilidad. Cuando las y los estudiantes se sienten parte de un ambiente acogedor y solidario, tienen menos probabilidades de faltar a clases de manera recurrente. Por lo tanto, es imperativo que las instituciones educativas fomenten un sentido de comunidad donde cada estudiante se sienta valorado y respetado.
En conclusión, el ausentismo crónico en las aulas representa un desafío significativo para el sistema educativo chileno. Sin embargo, también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de fortalecer los vínculos entre profesores y alumnos, y de crear entornos escolares donde las y los estudiantes se sientan parte de una comunidad de aprendizaje vibrante y enriquecedora.