Señor Director:
Destruyeron la idea del hombre, de la mujer y de la familia. Destruyeron nuestra sociedad, nuestra Patria y nuestra soberanía. Y con ello, nuestra identidad y nuestra historia. Así, paulatina y sistemáticamente, socavaron nuestra propia existencia. ¿Qué prevalece de las tradiciones de nuestros ancestros, de nuestra sangre, de nuestra gente…? ¡Nada! Pues el plan es nuestra sustitución por las hordas sub-saharianas y sus vástagos que ya poseen el control TOTAL sobre el país.
La gran paradoja es que Chile ha sido invadido y no hubo reacción alguna por parte de los camaleónicos partidos políticos –los inmundos y abyectos defensores de la “gente”, es decir, de la antigua nación chilena–, o por parte de las espléndidas Fuerzas Armadas –que no defendieron a la Patria ni a sus habitantes– ni menos, por parte del afamado “pueblo” –el cretino y bipolar populacho que conforma los cimientos del Gran Circo socio-político que llaman “Democracia”–.
¿Pues bien? Esta es la situación actual: Nuestra antigua y venerada Patria ha sido transformada en un burdel, un lupanar o prostíbulo-favela, donde TODO ha sido vendido y corrompido.
La antigua patria de Tremáukel, del Chao Ngenechén y de los dioses que crearon al Chili Mapu y a sus habitantes es hoy la tierra del “Dios del Dinero”, es decir, del Becerro de Oro y sus tentáculos: El interés, la usura y el marxismo.
Rafael Videla Eissmann