Suzanne Wylie, directora ejecutiva de Reforestemos
En los últimos años hemos visto cómo el clima puede intensificarse de maneras inesperadas. Las fuertes lluvias y vientos recientes provocaron la caída de árboles, generando cortes prolongados de energía, daños en la infraestructura y accidentes, incluso fatales. Solo en la Región Metropolitana, el último temporal derribó más de 1.800 árboles y dejó a más de 650.000 familias sin luz. Esta situación plantea la necesidad urgente de generar una estrategia integral para el manejo de los árboles de nuestras ciudades.
El arbolado urbano ofrece innumerables beneficios: mejora la calidad del aire y la salud de las comunidades, regula la temperatura, conserva la biodiversidad y embellecen nuestras ciudades. Sin embargo, sus ciclos de vida pueden verse acortados en ambientes urbanos debido a las condiciones estresantes, como el suelo compactado, la falta de agua, la contaminación y las podas mal realizadas -lo que genera el escenario perfecto para que entren patógenos a dañar la madera- junto a una incorrecta selección de especies.
Para manejarlo adecuadamente, es crucial planificar con directrices claras a implementar en los próximos años basadas en un catastro actualizado de los árboles, permitiendo evaluar su estado, realizar podas responsables, apoyar el crecimiento de los jóvenes y reemplazar los deteriorados.
Pero, además, esta planificación debe considerar selección de especies adecuadas para la ciudad, de bajo consumo hídrico y alta resiliencia al cambio climático, siendo los árboles nativos la mejor alternativa al momento de crear una estrategia de arbolado urbano. Estas medidas no solo protegen a los árboles, sino que también mejoran la resiliencia de nuestras ciudades ante eventos climáticos extremos.
En Reforestemos, nos enfocamos en plantar especies nativas que reúnen estas características, lo que también potencia la biodiversidad local. Pero como ya lo advertimos, no debería tratarse solo de reforestar. La mantención y seguimiento tiene que ser igual de importante si es que buscamos resultados sostenibles en el tiempo. No podemos convertir a los árboles en un arma de doble filo, no puede tratarse de eso.
El manejo responsable del arbolado urbano es una necesidad crucial para la seguridad y calidad de vida de nuestras ciudades, especialmente considerando el gran déficit de áreas verdes en el país y los efectos evidentes del cambio climático. Es hora de adoptar una estrategia integral y sostenible que contemple tanto el bienestar de los árboles como la seguridad de la infraestructura y las personas.