Consumir comida lo más casera posible, siempre será lo recomendado, pero cuando hay poco tiempo y cansancio, lo esencial es la organización que permita cocinar dos veces a la semana dejando porciones listas para evitar recurrir a lo más rápido, que generalmente es la comida procesada y alta en calorías que no son un aporte significativo para el cuerpo.
En épocas de frío, producto de las bajas temperaturas, se produce más gasto calórico, por lo que el cuerpo necesita consumir alimentos que tengan este sustento. A este aumento de consumo de alimentos altos en calorías, se suman otros factores como la lluvia que disminuye la posibilidad de hacer actividad física, y también conductuales, que producen ansiedad.
Camila Rodríguez, médica nutrióloga de Clínica Las Condes, sostiene que lo primero es entender el aumento de peso bajo “los nuevos conceptos que no son necesariamente un número determinado o el tamaño de un cuerpo, sino que de la cantidad de grasa patológica que tenemos en el cuerpo, recordando que no toda grasa del cuerpo es de este tipo, ya que existe un subtipo que es la grasa visceral, que rodea los órganos y que es la principal causante de enfermedades cardiometabólicas como la diabetes, hipertensión y sobre todo enfermedad cardiovascular”.
La especialista sostiene que en periodos de más frío es común consumir más alimentos calóricos porque el gasto calórico del cuerpo es mayor. Por eso recomienda realizar actividad física en la casa o en lugares cerrados para compensar dos cosas: “la primera es la tasa metabólica, es decir, si estamos ingiriendo más calorías la idea es poder gastar y tener un equilibrio en el gasto calórico y, por otro lado, desde el punto de vista de salud mental. Hay muchos estudios que demuestran el beneficio que tiene la actividad física, disminuyendo la ansiedad y también la dosis de fármacos”.
Otra de las recomendaciones es volver a cocinar utilizando los mismos alimentos pero con otro tipo de preparaciones, por ejemplo, “guisos de verduras o proteínas y así congeniar lo que se consume fuera de casa”. Asimismo, la especialista destaca que la preparación y organización de las comidas es fundamental. “Tal vez dos veces a la semana dejar todo listo. Los alimentos cocidos y picados y tenerlos organizados, de manera que cuando llegamos a casa, podemos preparar de manera simple nuestras comidas y así no pensar en lo más rápido y lo primero, que es lo que está de moda, como los deliverys”.
“La idea es no tener alimentos o comidas prohibidas. En la pirámide alimenticia también existen alimentos procesados que están en la punta de la pirámide, por lo que deben consumirse con menor frecuencia. Hay muchos estudios en que la restricción está muy asociada a la ansiedad. Al darle la categoría de ‘prohibido’ a un alimento, hace que el cerebro piense de manera más recurrente en esa comida. Acá importan más las porciones y frecuencias”, añade Rodríguez.
Al ser consultada por los tratamientos para los pacientes por la fluctuación de peso, la nutrióloga destaca la importancia que se debe apuntar a la conducta alimentaria y eso complementarlo con medicamentos. “Hoy tenemos muchas alternativas disponibles y de la gama de medicamentos que contamos, son todos muy buenos fármacos, solo depende de lo bien utilizado que esté. Hoy sabemos que no solo depende de la persona y no es un tema de fuerza de voluntad, hay múltiples factores a considerar antes de recetar un fármaco y dejar indicaciones, como genéticos, biológicos, culturales, familiares, laborales y emocionales, donde es necesario aplicar terapias combinadas”.
Por otro lado, afirma que no hay estudios que sustenten la efectividad o el beneficio de los ‘quemadores de grasa’. “Hay que tener mucho cuidado porque muchas veces traen otros tipos de elementos o componentes que pueden ser bastante dañinos para la salud y pueden producir efectos adversos importantes como riesgos cardiovasculares”.