Por: Manuel Viera Flores
Presidente Cámara Minera de Chile
Contento con las buenas noticias de los avances que están dando a conocer países vecinos. Esto no solo en materia minera, que es muy importante, sino que en infraestructura portuaria y otras que permiten ampliar los horizontes y la factibilidad de sus exportaciones.
El ejemplo más reciente es el puerto peruano Chancay, que tendrá un costo final cercano a los US$5.000 millones, el problema es que esta nueva obra en el vecino país pone en riesgo la competitividad de nuestros puertos, específicamente el de San Antonio, que, si bien tiene mayor capacidad, requiere de algunas obras para evitar que los exportadores prefieran otras alternativas como ésta.
Las autoridades peruanas han indicado que este mega puerto convertirá al Perú en el primer centro logístico del Pacífico sudamericano, el que, además, aprovechando la reunión de la APEC en Lima, con la presencia de diversos mandatarios, incluido Xi Jinping, Primer Mandatario de China y uno de los principales compradores de las materias primas de este lado del mundo, le otorga una relevancia que otros están perdiendo.
La apertura del Puerto Chancay en Perú puede presentar varios riesgos y desafíos para la economía de Chile tales como:
- Puerto Chancay puede ofrecer mejores condiciones logísticas, menores costos de operación y tiempos de entrega más rápidos, lo que podría hacer que algunos exportadores e importadores chilenos opten por el puerto peruano en lugar de utilizar puertos chilenos como Valparaíso o San Antonio que son menos automatizados y más etarios.
- Empresas que operan en la región pueden decidir reorientar sus cadenas de suministro a través de Chancay, lo que afectaría el volumen de comercio que pasa por puertos chilenos y podría reducir las tarifas y los ingresos portuarios en Chile.
- Un incremento en el uso de Puerto Chancay podría resultar en una reducción de la demanda de servicios de transporte terrestre desde y hacia puertos chilenos, afectando a empresas de transporte y logística en el país.
- Podría desincentivar inversiones en infraestructura en los puertos chilenos, ya que las empresas podrían no estar dispuestas a invertir en un entorno competitivo desfavorable.
- Si la actividad comercial se desplaza hacia Perú, podría generarse una disminución en los empleos relacionados con la actividad portuaria y logística en Chile, afectando a comunidades que dependen de estas industrias.
- Tendrá un efecto adverso en el crecimiento económico del país con un sistema político que no le interesa la competitividad y crecimiento.
- Si el creciente uso de Puerto Chancay se convierte en una tendencia, Chile puede volverse más vulnerable a crisis externas, especialmente si una gran parte de su comercio depende de un solo puerto en otro país.
- Un puerto más eficiente en Perú podría habilitar a los productores peruanos, que puedan competir de manera más efectiva en mercados internacionales, potencialmente desmejorando las posiciones de las empresas mineras chilenas que ya operan en la región.
Es importante que Chile adopte estrategias adecuadas para mitigar estos riesgos, como mejorar su infraestructura portuaria, ofrecer incentivos competitivos y diversificar sus mercados de exportación.
Estoy cierto que el país tiene prioridades que se enfocan en los habitantes y sus diversas necesidades como salud, vivienda, educación, entre otros y que los recursos se enfocan hacia allá. Pero en los últimos meses el precio del cobre ha estado alto, a lo que se suman los recursos del Royalty Minero, lo menos que se debe pensar es en acelerar obras portuarias y de infraestructura que permitan mantener o aumentar la competitividad del país.
Es lamentable cómo en los últimos años, en diversas áreas incluido el sector minero, Chile ha puesto el freno y otros países, que históricamente luchaban por alcanzarnos han pisado el acelerador a fondo; han invertido; han inyectado recursos, que los han hecho subir de puesto en las diversas encuestas que se realizan.
Ahora, sí solo fuera tema de encuesta, no sería tan grave. El problema es que el mundo deja de mirarnos por no contar con las condiciones o estándares requeridos; por poner trabas a la inversión; por un resguardo excesivo, como es el caso del litio; por un entramado regulatorio abrumador como son la cantidad de permisos que se deben cumplir para comenzar un proyecto, en fin, la lista es larga.
En el tema del puerto la modernización; la inclusión de tecnología, la ampliación de capacidad y condiciones de seguridad, son aspectos fundamentales para no perder el sitial que ocupa hasta ahora. La minería y otros sectores exigen más agilidad y menos burocracia, poner freno a la permisología, a la corrupción y a la inercia. Es ahora.
Por ello, para no quedarnos atrás, para no pasar a la historia como un país “que fue” líder en diversas áreas, las actuales autoridades deben pisar el acelerador y encontrar el rumbo perdido. El país ya no soporta la inercia burocrática, pues debemos volver a reencantar a los inversionistas para tener crecimiento que el país requiere.