El infierno 

Señor Director:

Caminamos por Santiago y nos damos cuenta que somos extranjeros en nuestra propia ciudad… Rostros subsaharianos y mulatos –totalmente ajenos a nuestra historia e idiosincrasia– pululan por la antaño “muy noble y muy leal” cibdad de Santiago de Chile. Ese Santiago que fue fundado por épicos conquistadores godos que otorgaron sus vidas por nuestro Reyno y que asimismo fue amada y defendida hasta la muerte por los legendarios araucanos, ¿qué es hoy? ¡La mezcla perfecta entre un basural, una favela y un prostíbulo! Delincuencia, corrupción, sicariatos, politiquería, marxismo, el culto al oro y la mentira orgánica. ¿Es que hay alguna ciudad más sucia, mugrienta, asquerosa, maloliente y habitada por seres más repugnantes de lo que se observa hoy en Santiago? Es una ciudad-basural. Los habitantes de los infiernos de Dante Alighieri palidecen ante los “ciudadanos” de esa podredumbre denominada la “capital” del país. Ciertamente, el Santiago actual es un insulto a nuestra historia, a nuestra identidad y a nuestra nación. Y su aciago destino es irrefrenable y se proyecta en las capitales regionales y desde ahí, a todos los pueblos.

Chile ha sido destruido. Chile es en amplio sentido, metano –descomposición bacteriana de materia orgánica–.

Rafael Videla Eissmann

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