*Interesante recuerdo histórico lo aporta octogenario vecino, pariente de un hijo ilustre de la comuna
No hay duda que Tierra Amarilla es una comuna muy especial, no sólo por su inagotable riqueza minera que da sustento a la economía regional y del país, sino que también por su invaluable historia patrimonial, partiendo por su misma gente que son un verdadero “patrimonio inmaterial”, como se le llama actualmente a quienes aportan sus vivencias y sus historias personales a las nuevas generaciones.
Santiago Rojas Araya es un antiguo vecino de esta comuna minera, nacido en 1937 que, a pesar del paso de los años, recuerda con claridad algunos hitos históricos de su tierra, partiendo por su parentesco con el gran Eladio Rojas Díaz, héroe en el Mundial de Fútbol de 1962, al convertir dos goles trascendentales, ante Rusia y Yugoslavia que dieron a nuestro país el tercer lugar mundial. “Somos primos”, acotó.
A propósito, hay que recordar que cuando Chile obtuvo el tercer lugar, en un agónico partido, el recordado Julio Martínez dijo en su transmisión radial: “Cómo estarán de orgullosos los tierramarillanos con este hijo suyo que ha dado tanta alegría a nuestro país”. En consecuencia, no fueron menores los festejos que se extendieron hasta la madrugada del día siguiente.
Por otra parte, don “Chago”, que hoy se moviliza en silla de ruedas ayudado por su hija, precisa que la actual calle Miguel Lemeur, inicialmente se llamó Weelhright, en homenaje al ingeniero inglés que construyó el primer ferrocarril de Sudamérica entre Caldera y Copiapó, cuyo ramal se extendía hasta el interior del valle.
“Este tren pasaba por Nantoco, Los Loros y la planta Pedro Aguirre Cerda, llevando metales para su fundición”, los cuales provenían del yacimiento de Chañarcillo. Sorprende el conocimiento de la historia acerca de esta obra que maneja el octogenario vecino: “El ingeniero debió hasta pedir plata prestada para construirlo y una persona que lo apoyó con recursos fue la esposa de don Pedro León Gallo”.
Por lo tanto, importante es reconocer que la conocida “Calle Larga” tuvo en sus orígenes otra denominación, la cual cambió cuando las autoridades comunales decidieron otorgarle el título de hijo ilustre al reverendo Miguel Lemeur, perpetuando su nombre en la principal arteria de la ciudad.