Por Gastón Braithwaite, Gerente General de Onewaite
En un contexto donde el acceso a la vivienda se vuelve cada vez más desafiante, especialmente para quienes recién comienzan a construir patrimonio, surge con fuerza una tendencia que combina compromiso personal con visión financiera: la inversión en pareja.
Hoy no es necesario estar casados para adquirir una propiedad en conjunto. Muchas personas, parejas convivientes, amigos cercanos e incluso familiares, están optando por complementar ingresos para acceder a mejores condiciones de financiamiento y adquirir una segunda vivienda. Esta posibilidad permite ampliar el horizonte de opciones, facilitando el ingreso al mercado inmobiliario con miras a generar rentabilidad a largo plazo.
Desde Onewaite hemos acompañado a numerosos clientes que deciden vivir en arriendo en ciudades como Santiago y, al mismo tiempo, comprar en conjunto una propiedad en zonas de alta plusvalía como Temuco o Pucón. En estos lugares, la inversión cobra sentido no solo por el potencial de valorización, sino por la posibilidad de generar ingresos estables mediante arriendos.
Temuco, por ejemplo, destaca por su alta demanda de arriendo, impulsada en gran parte por su población estudiantil y su condición de capital regional. Pucón, en tanto, mantiene su atractivo turístico durante todo el año, lo que convierte a esta ciudad en una apuesta sólida para quienes buscan ingresos por arriendo temporal o vacacional.
La posibilidad de comprar en conjunto sin estar casados, e incluso con beneficios adicionales si se tiene un hijo en común, ha abierto una nueva puerta para quienes quieren construir patrimonio sin esperar años para reunir el capital de forma individual. Invertir en pareja es, hoy más que nunca, una decisión estratégica, que permite avanzar en objetivos comunes, generar rentabilidad y proyectar un futuro compartido con bases sólidas.