Especialistas llaman a no descuidar la salud en invierno y a estar atentos a otras patologías frecuentes de la temporada.
Abrigarse más, salir menos, y tomar más líquidos calientes. El invierno ya se instaló y con él llegan también una serie de cambios en nuestra rutina y en la forma en que cuidamos nuestra salud. Si bien las infecciones respiratorias suelen ser las más comentadas, no son las únicas que se presentan con más frecuencia durante estos meses.
Especialistas en salud advierten que -más allá de los comunes resfríos- existen múltiples afecciones que tienden a agravarse o manifestarse con más fuerza en esta época. “Probablemente se trata de enfermedades más silenciosas o no muy comúnmente asociadas con el frío o el invierno, pero que efectivamente resultan más recurrentes en esta temporada y que es importante estar conscientes para tomar las precauciones especiales y poder acudir con un médico a tiempo”, explicó la doctora Karina Backit Lavin, médico general y jefa de la Unidad de Paciente Crítico de San José Interclínica.
Entre los factores que explican este fenómeno están la baja exposición solar, los cambios en la alimentación y el sedentarismo, además del uso intensivo de calefacción y la escasa ventilación de los espacios. Todo esto puede repercutir directamente en nuestra salud física y mental. “Es importante tener en cuenta estos riesgos y conocer las afecciones más comunes, para así poder tomar medidas preventivas adicionales durante estos meses de invierno, para proteger la salud y la seguridad personal”, añadió la Dra. Backit.
Las otras enfermedades del invierno
Según datos de Interclínica, si bien las consultas respiratorias lideran en urgencias, también aumentan las atenciones por otras condiciones. ¿Cuáles son las más frecuentes? Los especialistas entregan recomendaciones.
Dermatitis y piel seca: el aire frío y seco reduce la humedad natural de la piel, generando picazón, grietas o descamación. Esto puede agravar cuadros previos como la dermatitis atópica. Se recomienda hidratarse bien, evitar duchas muy calientes y usar cremas humectantes de manera constante.
Enfermedades crónicas que se agudizan: la artritis, el lupus o la fibromialgia, por ejemplo, pueden presentar más dolor y rigidez en esta temporada. “En esta temporada se hace especial énfasis en seguir estrictamente los tratamientos, mantener el control de las enfermedades y condiciones de base, y evitar cambios bruscos de temperatura”, agregó la especialista.
Riesgo cardiovascular: diversos estudios han demostrado que durante el invierno aumentan los accidentes cerebrovasculares y eventos cardíacos, por lo que es clave mantener bajo control factores como la hipertensión y la diabetes, además de evitar exponerse al frío extremo.
Alergias invernales: aunque poco se hable de ellas, muchas personas sufren de síntomas alérgicos durante estos meses por la acumulación de ácaros del polvo en espacios cerrados y con calefacción. Ventilar la casa, aspirar con frecuencia y lavar cortinas o alfombras puede ayudar a disminuir los síntomas.
Afectaciones a la salud mental: el llamado Trastorno Afectivo Estacional (TAE) es una realidad. La menor luz solar y la disminución de la actividad física pueden alterar el ánimo y provocar fatiga o irritabilidad. Es importante mantener rutinas saludables y buscar apoyo profesional si los síntomas persisten.
Baja de vitamina D: al haber menos exposición al sol, muchas personas experimentan una disminución en sus niveles de vitamina D, lo que puede debilitar el sistema inmunológico, afectar el ánimo e incluso la salud ósea. Así complementa también la doctora Nancy Fontana, médico general de Cordillera Interclínica, “en algunos casos, se puede evaluar la suplementación con orientación médica, especialmente en personas mayores o con baja exposición solar”.
Lesiones por caídas: en zonas con lluvias, hielo o escarcha, aumentan los accidentes por resbalones. Las personas mayores son las más afectadas. Usar calzado antideslizante y caminar con precaución puede prevenir más de una fractura.
Hipotermia: la exposición prolongada a temperaturas bajas puede poner en riesgo órganos vitales. El cuerpo pierde calor más rápido de lo que lo produce, por lo que se recomienda usar ropa adecuada por capas y evitar permanecer mucho tiempo en exteriores.
La importancia de los chequeos preventivos
“Más allá del cuidado tradicional ante el frío, es importante escuchar al cuerpo, mantener consultas médicas periódicas para hacer seguimiento del estado de salud general, realizar exámenes anuales de rutina, además de mantener hábitos saludables”, comenta la Dra. Fontana. Una buena salud de invierno no solo depende de no resfriarse, sino también de prevenir a tiempo otras complicaciones que pueden pasar desapercibidas.
También hace un llamado a estar especialmente atentos a los grupos de mayor riesgo, como adultos mayores, niños pequeños, personas con enfermedades crónicas y quienes viven en condiciones de vulnerabilidad o aislamiento. “En ellos, las consecuencias del frío o de enfermedades mal tratadas pueden ser más graves. El entorno cercano –familiares, cuidadores y comunidad– juega un rol clave en identificar síntomas, fomentar la prevención y facilitar el acceso a controles médicos a tiempo”, concluyó la especialista.