Factores ambientales y alimentarios explican el alza de alergias en mascotas

Las consultas veterinarias por problemas en la piel en perros y gatos aumentan de manera significativa, especialmente durante la época primaveral o con los cambios de estación. Prurito (picazón) intenso, enrojecimiento de la piel (eritema), lamido o rascado excesivo, otitis recurrentes y caída del pelo (alopecia) son algunos de los signos más comunes de estas afecciones. Según especialistas, la incidencia de estas patologías, en particular la dermatitis atópica, afecta cada vez a más mascotas.

Los tutores suelen confundir estos síntomas con problemas puntuales de pulgas o dermatitis pasajeras. Sin embargo, muchas veces se trata de una reacción alérgica crónica (ambiental o alimentaria) que requiere un diagnóstico preciso y un tratamiento específico e integral.

Los alérgenos (moléculas que desencadenan la alergia) más frecuentes son los ácaros del polvo, el polen, y también podrían ser ciertos ingredientes en el alimento. Además, se ha observado que la forma de vida urbana y la selección genética en ciertas razas han incrementado la exposición y la susceptibilidad a partículas que provocan reacciones desmedidas en la piel y el sistema inmunológico. “En perros y gatos con predisposición genética, basta una pequeña exposición para que se desencadenen los síntomas y la inflamación cutánea”, enfatiza Hernán Tagle, médico veterinario de Virbac Chile.

Frente a esta realidad, la experta destaca la importancia de la prevención y el diagnóstico temprano, que debe combinar exámenes clínicos rigurosos con tratamientos integrales que consideren no solo el control de la picazón, sino también la restauración de la barrera cutánea y la nutrición especializada. “En Virbac contamos con soluciones dermatológicas y alimentarias que ayudan a controlar los problemas alérgicos, a mejorar la salud de la piel y a reducir la inflamación crónica, como shampoos especializados y alimentos alta calidad, tales como Allercalm®, Allermyl® y Veterinary HPM® Allergy entre otros”, señala Tagle.

La clave está en consultar inmediatamente al veterinario ante los primeros signos, evitando medicar o aplicar productos inadecuados sin supervisión. Solo un diagnóstico correcto (que descarte parásitos y otras causas) puede guiar el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida de la mascota en pocas semanas. “Nuestro objetivo como compañía es apoyar a los profesionales y a los tutores con herramientas y productos que aseguren tratamientos efectivos y seguros”, añade el especialista.

En este contexto, la educación y la observación son fundamentales. Conocer los comportamientos habituales del animal y detectar cualquier cambio temprano permite actuar a tiempo y evitar que una simple reacción alérgica se transforme en una enfermedad crónica, genere infecciones secundarias o derive en un malestar constante para la mascota.

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