A pesar de los recursos judiciales presentados por la Municipalidad de Tierra Amarilla para dejar sin efecto la sanción, los tribunales de justicia ordenaron al actual edil (s), Mario Morales Carrasco pedir disculpas públicas al ex jefe del DAEM de esa comuna, Alan Alquinta Donders, por vulnerar su integridad síquica y física, además de su derecho a la honra, a causa del trato vejatorio del que fue objeto por parte de la autoridad municipal. Por esto, el señor Morales deberá ofrecerle disculpas públicas al funcionario Alquinta en el pleno del Concejo Municipal, a través de una radioemisora y en un medio escrito de la región.
La apelación fue rechazada en cada una de las instancias a las que recurrió el municipio, tanto por la Corte de Apelaciones de Copiapó, por la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional, por lo que ahora el alcalde (s) no tiene más alternativa que someterse a los dictámenes de la ley y cumplir, en un plazo máximo de diez días, la sentencia del fallo judicial.
A lo anterior, se suma el pago en favor de Alan Alquinta de la suma de 43 millones de pesos, correspondiente a capital, reajustes, intereses y costas del caso en cuestión, ya en la eventualidad de negarse el Municipio a cumplir esta orden, se expone al embargo y remate de bienes municipales por el monto señalado, a fin de cumplirse la sentencia en favor del señor Alquinta.
¿Y QUIEN PAGA LAS MULTAS?
Como está dicho, en este caso el municipio tierramarillano deberá cancelar más de 43 millones de pesos, sanción que se suma a otra sentencia -también perdida por el Municipio hace unas semanas, en la cual se le ordenó pagar 50 millones de pesos a otro ex funcionario del mismo DAEM (Cristian Brito), igualmente por decisiones arbitrarias del alcalde (s) Mario Morales en contra del citado trabajador.
En consecuencia, en menos de un mes, el Municipio de Tierra Amarilla deberá desembolsar casi 100 millones de pesos para resarcir el daño moral y laboral causado a dos ex funcionarios de manera injusta y arbitraria por parte de la autoridad comunal transitoria, tal como quedó demostrado con fallo de los estamentos judiciales de la región y el país que rechazaron tajantemente el actuar de la autoridad municipal.
Al mismo tiempo, recordemos que estas disculpas que deberá ofrecer el señor Morales Carrasco en el seno del concejo municipal se suman a las que hace unas semanas atrás ofreció a la concejala Liliana Cortés, a quien en una sesión anterior insultó y amenazó delante de todos los asistentes en un tono que no se condice con su condición de autoridad ni el respeto con que debe tratarse a una mujer que además ostenta un grado similar al de su persona, como edil de la comuna.
“Reconozco que tengo un genio que me traiciona y en lo cual deberá trabajar para corregir”, dijo Mario Morales posteriormente en una actividad grupal, en alusión a sus exabruptos verbales.
Sin embargo, el tema va más allá de una eventual “salida de madre”, porque estas acciones del alcalde repercuten en un claro daño patrimonial que afecta directamente a la comuna, por la que él dice trabajar, ya que el pago de estas dos multas (A Alan García y a Cristian Brito) son recursos que perfectamente podrían haber sido destinados a ayuda social o mejoramiento de algún establecimiento educacional de Tierra Amarilla. Por eso, lo peor de todo es que, como dice el refrán, aquí “paga Moya”, es decir, en este caso, todos los contribuyentes de la comuna de Tierra Amarilla.
Sin duda, es algo que la comunidad deberá tener en cuenta a la hora de elegir a sus autoridades, porque todo alcalde asume con el deber no solo de trabajar por su comunidad, sino que también de hacerlo con respeto por la honra y la dignidad de toda persona, sea funcionario o no de la comuna que dirige.
