A raíz del terremoto que destruyó la villa de Copiapó el 30 de marzo de 1797, varias familias respetables decidieron trasladarse a vivir en Vallenar, contándose entre estas a los Gallo, los Gahona, los Vallejo y otras tantas más. Un par de años después hicieron lo mismo los Aracena, los Ávalos, los Prado, los Véliz y Quevedo. Entonces, cuando hoy buscamos los orígenes genealógicos de familias vallenarinas con estos apellidos, ya sabemos de dónde proceden. Todas ellas fueron familias emprendedoras que contribuyeron al desarrollo del valle del Huasco en el campo de la minería, agricultura, industria y el comercio.
En otro frente, también un 30 de marzo de 1879, es decir, un día como hoy de hace 141 años, el cuerpo de Bomberos de Copiapó acuerda solicitar al Supremo Gobierno la autorización para constituirse en Cuerpo Armado y prestar servicios a la Patria en la guerra contra la Confederación Perú-Bolivia.
Así fue que cuando se inicia la Guerra del Pacífico, en el año 1879, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios remite al comandante e Intendente de Atacama, Guillermo Matta, una carta donde expone textual: “Nuestro Cuerpo envía el ofrecimiento formal al Intendente de Atacama para la formación de un Cuerpo Cívico Armado, a fin de ayudar en los momentos bélicos que enfrenta nuestra patria …”. Esta iniciativa generó gran interés en la ciudad de Copiapó y no fueron pocos los voluntarios que espontáneamente procedieron a enrolarse para ser parte de este contingente, llegando gente voluntaria incluso desde Vallenar y otros pueblos cercanos.
Sergio Zarricueta Astorga