Por largos años, la actual comuna de Freirina llevó el nombre de Santa Rosa, desde que los españoles la llamaron así en honor de Santa Rosa de Lima, primera Santa canonizada en América Latina, acción atribuida al Papa Clemente Décimo en 1671.
El coloniaje español la convirtió en el centro más importante de estancias, por su gran producción minero-agrícola y su cercanía con los embarcaderos existentes, en la desembocadura del Río Huasco. Allí, estaba el centro medular del comercio del valle, con los trapiches recuperadores del oro de Capote, la plata de Agua Amarga y el cobre de Carrizal. En Santa Rosa se instalaron los primeros hornos de manga y posteriormente los de reverbero.
La villa de Santa Rosa dependía administrativamente de Coquimbo, desde donde se tomaban las decisiones. En este contexto, el diputado de Minas, don Mariano Egaña, con investiduras de ministro y representante del nuevo régimen constitucional del general Ramón Freire eleva peticiones al Intendente de Coquimbo. El Presidente Freire, dicta entonces favorables resoluciones en favor de las provincias. Entre estas acciones, está la de aumentar las funciones administrativas del Asiento de Santa Rosa, y convertirla en Villa, por petición de los mismos vecinos.
Reunidos los principales hombres del Asiento, formaron el Cabildo, que tuvo como principales figuras a Filiberto Montt Prado y José Migue Rojas, Alcaldes de Primer Voto y Segundo Voto, respectivamente. Se decretó entonces llamar, con el título de ciudad a Freirina, en honor al Director Supremo, don Ramón Freire Serrano, a partir del 8 de abril de 1824.
Sergio Zarricueta Astorg