Vivimos días agitados donde un virus avanza sin freno alguno por el mundo, contagiando a todos sin distinción, se trata de la información falsa. La semana pasada el propio ministro Mañalich en su vocería habitual por contingencia sanitaria del Covid – 19, se detuvo en su reporte para aclarar varios hechos relacionados a inescrupulosos que, sin contrastar fuentes, lanzaron información falsa y tendenciosa sobre muertos acumulados en el Hospital San José de la región Metropolitana y un supuesto instructivo del Minsal al Cementerio General para ampliar la capacidad de tumbas. Ambos casos desmentidos y comprobadamente falsos.
Esta situación no es nueva, en Atacama la conocimos con el aluvión del 25M donde circulaban noticias por redes sociales que resultaba ser falsas, luego a nivel país sucedió de manera masiva con el Estallido Social y ahora ocurre con la pandemia por Coronavirus. Y es que tan terrible como un Estado de Catástrofe, es tener información ajena a la verdad, porque conlleva a cometer errores, a generar rabia, pena, y un sin número de sentimientos que además profundizan la incertidumbre de las personas. La impulsividad y el sesgo emocional es una de las causas de la viralización de las noticias falsas, según profesionales de la plataforma internacional Red Ética Segura.
Las llamadas fake news se han tomado las redes sociales, y no escapa de políticos, figuras públicas e incluso profesionales de las comunicaciones, que en ocasiones han tomado de manera irresponsable estas noticias falsas para darlas a conocer como si fueran ciertas. A veces sin intención, en otras de manera tendenciosa y en algunas directamente usadas de manera miserable para hacer daño, manipulando la realidad y poniendo sus intereses por sobre las demás personas, colaborando profundamente al deterioro de nuestra sociedad y estabilidad como país.
En tiempos de pandemia se requiere de profesionales de las comunicaciones responsables con la verdad y de líderes políticos y sociales que sepan utilizar la información. Lamentablemente esto no ocurre siempre y hay quienes han decidido destruir en vez de construir, criticar y no aportar a este desafío titánico que tenemos como país. Para temas relacionados con el Covid – 19 está la voz de gobierno que se encarga de entregar información oficial respecto a todos los alcances sanitarios, sociales y económicos de la contingencia.
En la era digital imperante, lo más terrible de la información falsa es que se masifica más rápido que las noticias reales. Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) concluyó que las fake news tienen un 70% más de posibilidades de ser replicada que la verdad. En este caso, qué bien nos haría que esos mismo líderes gremiales incluso o políticos, por ejemplo de oposición, pudieran colaborar en viralizar las buenas noticias, sobre todo cuando se trata de beneficios para las personas que tanto lo necesitan.
Nunca en la historia tuvimos tantos medios de información disponibles, y a la vez nunca estuvimos tan propensos a desinformarnos. Preferir los canales oficiales y dudar de links que nos llegan por Whatsapp o Facebook son consejos generales frente a las fake news. Podemos agregar que googlear la información que nos llega y buscar una fuente confiable, es un paso práctico que nos permitirá contrastar datos y protegernos de esta otra “pandemia”, las noticias falsas.