En el marco de las actividades de fiscalización para el resguardo de la sustentabilidad de la actividad extractiva en la zona, y velar por el cumplimiento de la veda de huiro negro, la Dirección Regional de Sernapesca Atacama informó la detección de nuevos ilícitos en los últimos días. El más reciente de ellos ocurrió esta semana, con la clausura de una planta en el barrio industrial Playa Brava de Caldera.
El primero de estos hallazgos ocurrió el pasado jueves 30, alrededor de las 21:30 horas –y luego de una coordinación entre las oficinas de Sernapesca en Huasco y Caldera – se detectó el movimiento sospechoso de un camión proveniente de Caleta Angosta y con destino a Tocopilla, en la Región de Antofagasta. Por lo anterior, se dio aviso a Carabineros de Chañaral quienes interceptaron el vehículo en la Ruta 5 norte y lo retuvieron hasta que llegó personal de Sernapesca a tomar el procedimiento.
Una vez en el lugar, los funcionarios descubrieron que el camión transportaba 17 toneladas de huiro negro semi-húmedo, es decir, que había sido extraído recientemente. Al solicitar la documentación respectiva, el chofer presentó una guía de despacho sin Acreditación de Origen Legal (AOL), y reportes de recolectores fechados en abril y mayo, por lo que resultaba imposible que correspondieran al mismo cargamento.
A esto se suma que, al revisar la carga, se encontraron varios fardos con discos de adhesión (la base del alga) señal inequívoca de barreteo y extracción ilegal. Por todo lo anterior, se incautó tanto la carga como el vehículo, cursando la respectiva citación.
Finalmente, este lunes se hizo efectiva la clausura de una planta picadora de algas ubicada en el Barrio Industrial Playa Brava de Caldera, según lo instruido por el Juzgado de Caldera. Con esta clausura temporal (por un período de siete días sin operaciones), se dio cumplimiento a la sentencia completa, a la que se suma una multa de 60 UTM (alrededor de $3 millones de pesos)
Asimismo, Mery también destacó la clausura de una planta procesadora, porque “muchas veces las plantas que operan en la ilegalidad o ‘blanquean’ estas extracciones ilegales, resultan un incentivo perverso que perjudica la sustentabilidad de estos recursos, y ponen en riesgo su permanencia en el tiempo, y el equilibrio de los ecosistemas costeros de la región”.