Por Rafael Videla Eissmann
Historiador egresado de la Universidad Católica de Chile
De Izquierda a Derecha, pasando por todos los colores del espectro y de la ‘espectra’ política, desde la Primera Magistratura del país a aquel recién descendido de un avión procedente de una isla tropical, todos argumentan con astuta ignorancia sobre la “democracia”. ¿Alguno de ellos conocerá el origen etimológico de la palabra? ¿Alguno de ellos habrá aprendido las determinaciones de los más grandes filósofos helenos sobre la tan apreciada “democracia”?
¿Democracia? ¿Soberanía popular? ¿Autodeterminación? ¿“Derecho de libre determinación de los pueblos” de los célebres Derechos Humanos? No. El mundo contemporáneo es simple: Se trata de una DICTADURA MUNDIAL. ¿Es que acaso determinamos nosotros –los chilenos– el arribo de millones de individuos que han venido a lucrar en nuestro país –en realidad, la invasión (= Inmigración) de Chile–? ¿O los europeos, el arribo de millones de africanos y medio-orientales a sus países? ¿Hubo acaso alguna “consulta ciudadana” aquí o allá al respecto? No. Sencillamente no. Es una imposición de facto y astutamente engalanada por los medios de comunicación de masas con el alucinado discurso de la “multiculturalidad”, la “diversidad”, la “inclusión” y la falacia de turno.
Es el círculo perfecto de dominación entre el poder político invisible y la programación para las masas –el “pueblo”–.
George Orwell anticipó ‘nuestro mundo’ en su obra 1984: “La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es la fuerza”.
