Por Patricio Urquieta, Intendente de Atacama
Después de todos los análisis post plebiscito, la realidad es que la gente quiere que el mundo funcione, y que todos los sectores políticos se unan para atender las necesidades reales de hoy: el empleo, la seguridad, la salud, las pensiones, y la educación.
Producto de la violencia, la pandemia y la recesión económica la gente necesita nuestra ayuda. Se perdieron muchos empleos, se suspendieron las clases, se destruyeron diversos espacios públicos y oficinas públicas, se ocuparon los fondos de pensiones; y los más afectados fueron las personas de clase media, y los más vulnerables.
La gente quiere más trabajo y que mejoren sus ingresos, vivir más segura en su casa y más tranquila en la calle; tener un mejor acceso a la salud; que la educación de sus hijos les abra las puertas de un futuro más próspero; y que mejoren las pensiones para disfrutar – y no sufrir – la vejez que vivirán.
La gente quiere vivir en paz, que el mundo político haga el trabajo que todos esperan, pero lo que ve es confrontación. Lamento profundamente la muerte del Carabinero que fue asesinado mientras cumplía con su deber, integrando una de las instituciones más respetadas y queridas en Chile. Pero también lamento que ni siquiera haya una condena unánime a la violencia. Hay una docena de iniciativas legales del Presidente Piñera para modernizar y fortalecer a las policías que no avanzan en el Congreso, mientras algunos piden el indulto de condenados por delitos graves, y critican a Carabineros como si fueran los responsables de la violencia. Es el mundo al revés.
Mientras nuestro Gobierno está apoyando con recursos directos la creación de empleo, y por otro lado acelera las inversiones públicas y privadas, hay gente que se opone a todo proyecto de inversión, y ni siquiera ha defendido el proyecto Rajo Inca que da continuidad operacional por 40 años a El Salvador, que mantendría 5500 puestos de trabajo, y crearía otros mil; se oponen a que los niños vuelvan a clases, aún cuando sea voluntario, seguro y gradual; que por la pandemia piden el cierre de los proyectos mineros, el funcionamiento del comercio, y que todos se queden en su casa hasta que la pandemia termine. Esa es la desconexión que acusa la gente.
Este es el momento de la unidad. La región de Atacama tendrá el futuro que todos esperamos si se abandonan las consignas fáciles para resolver problemas difíciles, y trabajamos unidos por el progreso.