Por Arturo Volantines
La Historia del valle de Huasco de Juan Ramos Álvarez es otro aporte al conocimiento no solo de este sector sino de todo el Norte Infinito. Se procura profundizar en el valor de la escritura patrimonial de este autor. También, de muchos otros pormenores del ethos del Huasco que ha hecho un gran aporte al país. Sin embargo, esta incuestionable contribución es muy desconocido por la comunidad nacional. Por eso, ediciones Mediodía en Punto y ediciones Volantines han desarrollado este libro, para cumplir con la doble labor: traer de vuelta una obra capital y hacer notar a un escritor que merece algo más que un homenaje.
Juan García Ro, dice al respecto: “Con esta tercera edición hemos querido hacer un trabajo más acucioso y, en honor a la rigurosidad histórica, nos tomamos la libertad de incluir dos apéndices, uno sobre la Revolución de 1851 y el otro profundizando sobre la masacre del 25 de diciembre de 1931. También, encontrarán una breve reseña biográfica de algunos personajes por orden de aparición en la obra. Creemos que nuestro aporte hará más interesante este libro, que, en sí, lo es, a pesar de la poca difusión que tienen las historias provincianas, siendo absorbidas por las oficiales, incluso invisibilizando a las primeras. Porque hay hechos que son indesmentibles y de una importancia mayúscula, son tan necesarias; ya que, al entregar nuevos antecedentes, amplían el horizonte de las personas interesadas en cómo nos fuimos formando como nación. Es oportuno citar lo que escribe Ramos Álvarez, al final del primer capítulo: “Es en este escenario, débilmente bosquejado donde se desarrolla el pueblo huasquino, y que narramos a nuestros lectores, es la historia de generaciones que esperamos habrá de interesar a los que hasta hoy creen que solo la foránea tiene perfiles cautivantes”.
Jorge Zambra, señala en la introducción: “Para quienes amamos el conocimiento del pasado en sus aspectos más significativos, la relectura de la Historia del Valle de Huasco de Juan Ramos Álvarez, con miras a estas líneas, ha valido revivir una verdadera fiesta. Conocí esta obra hace varios años, en su original edición periodística, en casa del que fuera funcionario de FF. CC. del Estado Marcos Vega, en calle Serrano, media cuadra al naciente de Carabineros, siendo yo arrendatario de su hermana, doña Elsa Vega, y de su sobrina doña Gina Vega. Solía incursionar allí en la pequeña bodega, atochada de trastos y por lo mismo muy atractiva. Así pude dar con un sugestivo conjunto de recortes de prensa que, a todas luces, alguien salvó para ser conservados. Sentí que tocaba a las puertas del misterio. En algún momento se me vino a la memoria el recuerdo de los cuentos de Borges, que parten con el intrigante hallazgo, de manera insólita, de un libro de peregrina antigüedad. Fui desenvolviendo el frágil paquete y desfiló ante mis ojos la secuencia de papeles recortados. A escala doméstica este también era un tesoro. Tenía ante mí la serie de esa suerte de artículos que contenían la Historia del Valle de Huasco, de Juan Ramos, que dio a la luz pública, durante 1949, en Vallenar, aquel memorable vespertino El Noticiero Huasquino”.
Juan Ramos Álvarez fue poeta, escritor y orador. Hijo de Juan Antonio Ramos y Tránsito Álvarez; nació en Vallenar el 6 de septiembre de 1908. Quedó sin padres a temprana edad. Sus primeras letras las aprendió en la Escuela Superior número 1. Para seguir su preparación en el Seminario Conciliar de La Serena, donde realizó estudios humanísticos y sacerdotales. Allí nació su inquietud literaria. Fue director de un periódico estudiantil. Su madre no lo autorizó a ir a Europa para continuar su formación religiosa e ingreso primero a la Universidad Católica y luego a la Universidad de Chile, centro en que cumplió estudios de Derecho. Ramos Álvarez hablaba francés, alemán y latín. Como escritor y poeta, poseía una prosa plena de belleza y de un depurado estilo. De 1945 a 1949, lo dedico a escribir la Historia del valle de Huasco, que el último año publicó, en fascículos, en las páginas de El noticiero Huasquino de Vallenar. Participó y ganó cuanto concurso se realizó en la región. Escribió La nación, El Diario Ilustrado y otros órganos de prensa de Santiago. En Vallenar, lo hacía para El Noticiero Huasquino que editaba la familia Rojas González; El eco del Huasco que publicaba Óscar Emilio Carvajal y en la revista literaria Atacama, que conducía el poeta Carlos Eduardo Proby. Falleció trágicamente el 16 de junio de 1949.