Joel Devia Reynoso, Director Regional de Administración y Finanzas, UCEN región de Coquimbo
Estos días estamos viviendo lo más cruel de la pandemia: El nivel de contagio ha impactado a todos los sectores sociales y económicos de nuestra región, con la restricción al máximo de las actividades del comercio, lo que afecta principalmente a las medianas y pequeñas empresas, llevándolas a reestructurar sus labores y solo funcionar con personas en actividades esenciales, lo que afecta de forma considerable el presupuesto familiar.
Lo más grave y delicado es que muchas trabajadoras y trabajadores viven de lo que generan con su esfuerzo diario y por las condiciones de cuarentena total, quedan imposibilitadas de llevar el sustento a sus hogares, lo que además provoca en el corto plazo una situación de morosidad en sus compromisos financieros.
Según el último informe del INE el desempleo regional sigue en dos dígitos con un 12,2% en el trimestre noviembre – enero 2021, la cifra más alta de nuestro país. Las empresas han tenido que reducir personal y horas de trabajo, lo que ha perjudicado principalmente a las PYMES de la región. Si bien las autoridades han hecho todos los esfuerzos para mitigar el efecto Covid-19, no solo en términos sanitarios, sino que también en lo financiero, el efecto de esta pandemia ha sido tan destructivo que dichas medidas son insuficientes.
El cierre de fronteras, las cuarentenas, las interrupciones de los mercados globales, de la cadena de suministro y del comercio están afectando fuertemente a las economías domésticas. En este sentido, los sectores más perjudicados en la zona se concentran en la agricultura, el turismo, el transporte público, las empresas de servicios, las actividades informales y por sobre todo los emprendedores de la región. Por ello, es importante que la ayuda llegue en tiempo y oportunidad.
La crisis ha sido lapidaria. Lo mejor que podemos hacer es aprovechar el confinamiento impuesto para prepararnos, capacitarnos en los temas que nos compete a cada uno, seguir actualizándonos y avanzar en la especialización porque el día que volvamos a la normalidad, las empresas y las industrias necesitarán mano de obra calificada, capaz de adaptarse a nuevos escenarios, porque la forma de hacer las cosas ya cambió.
Para finalizar, no puedo dejar de mandar un mensaje de esperanza a toda la comunidad regional, a los trabajadores y en especial a aquellos que perdieron su fuente laboral, a los que están sufriendo por la pérdida de un ser querido o tienen un familiar con Covid-19. Esto pasará en algún momento y vendrán nuevas y mejores oportunidades para todos.