En Canto de Agua, Huasco: MATRIMONIO CAMBIA EL COMERCIO POR AGRICULTURA

Juan Carlos Zamora y Rosa Talamilla se cansaron de su vida de comerciantes en Tierra Amarilla. La contaminación ambiental, los olores y el ruido de la ciudad fueron factor decisivo para el cambio que experimentaron. Hoy ven crecer y cosechar sus membrillos, higos, uvas y olivos en la huerta que adquirieron en Canto del Agua comuna de Huasco. Cambiaron literalmente la ciudad por el campo.
La idea de emigrar la tenían desde siempre pero Juan Carlos y Rosa tenían que educar a sus hijos que todavía estaban estudiando. Factor decisivo -cuentan- fueron los aludes de barro en Atacama el año 2015 que inclinaron la balanza en favor de un nuevo destino. “Fue una decisión importante para nosotros -comenta Juan Carlos- porque de la noche a la mañana no cualquiera se viene al campo, en especial a una zona alejada como Canto del Agua. Creo que el aluvión provocó algo interno en nosotros y decidimos que necesitábamos cambiar de ambiente, de trabajo y dedicarnos a la tierra” – agrega Zamora. 
Adoptando una nueva vida
Mientras nos reciben van mostrando su huerto en que destaca el membrillar de casi una hectárea que tienen en las colinas junto a otra hectárea de olivos e higueras. Aunque la agricultura no era cercana a ellos han aprendido a acostumbrarse a base de empeño, cariño por la tierra y sobre todo con la idea de que con sus frutos pueden generar ingresos y mejor su calidad de vida en un entorno natural, pacífico donde la quietud parece dominarlo todo.
“Comencé a plantar en la medida de mis fuerzas mientras mi esposo arreglaba el traslado de la familia de Tierra Amarilla a Canto del Agua -señala Rosa Talamilla. A veces me quedaba sola por varios días para a regar y plantar arbolitos en el terreno. Han sido años duros para la familia aunque gracias a Dios los niños ya están casados y se independizaron. Quizá ese también fue un motivo para venirnos y comenzar una nueva vida en el campo”, apunta Rosa Talamilla mientras se interna en el membrillar”. Luego señala “lo que se ve aquí es puro ñeque nomás. Hace cuatro cinco años atrás este cerro estaba pelado. No había ningún árbol en el sector… todo seco como se dice… y hemos tenido que hacer una gran inversión en plantas, abono y riego para tener todo lo que estamos logrando en estos momentos. Nos falta un montón todavía pero gracias a las inversiones que nos ha dado el programa de infraestructura rural del Gobierno pudimos acortar los tiempos para regar y nos queda más tiempo para nosotros”.
Ahorro y nuevos desafíos
Precisamente el riego puso a prueba en un primer minuto a Juan Carlos y Rosa “aunque tenemos derechos de agua, ésta venía de un pozo minero que estaba maltrecho. Al principio teníamos que sacar con baldes y tiempo después con una motobomba para comenzar la jornada de riego, pero ahora con el proyecto nuevo que nos dieron en Indap estamos ahorrando casi 300 mil pesos mensuales, que para nosotros es un ahorro super importante”. dice Juan Carlos
Aun así la vida en el campo les ha traído nuevos desafíos y organización “No podemos salir los dos a la ciudad. Sale mi marido una vez a la semana, y yo salgo la semana siguiente, porque las labores de cosecha sobre todo de membrillos en verano hace que uno de los dos tenga que estar permanentemente en el terreno controlando las labores; así que hemos tenido que aprender a movernos distinto para sobrellevar esta nueva vida” puntualiza Rosa.
Y no sólo frutas están produciendo. Acaban de terminar la primera etapa de un proyecto de gallineros con fondos públicos donde esperan vender huevos de campo. Por lo pronto ya tienen cerca de un centenar de aves de corral con las cuales esperan sobrellevar el invierno cuando los árboles están en período de manejo para la nueva temporada.

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