Dimes y diretes, desaciertos comunicacionales, arrogancia y malos cálculos electorales, las causas de la humillante derrota de Daniel Jadue

Quienes conocen la fábula de la liebre y la tortuga, se pudieron dar cuenta que esta historia de ficción se hizo realidad tras el resultado de las elecciones primarias entre Daniel Jadue y Gabriel Boric, porque finalmente la tortuga traspasó primero la meta en la carrera que la liebre se permitió darle cancha, tiro y lado, sabiéndose ganadora de antemano frente a un inexistente rival.

Hace un año, nadie ponía en duda que el comunista tenía la primera opción de ser el próximo Presidente de Chile, porque era el que mejor había capitalizado el descontento ciudadano tras el 18 de octubre y, si bien, el mismo había dicho que “nadie puede apoderarse de ese descontento”, fue él mismo quien comenzó a decir que “había recogido el clamor del pueblo” y que, además, “era el sucesor de Allende”. Esta postura del alcalde se reflejó en las encuestas que lo posesionaron durante más de un año con la primera opción presidencial.

Así las cosas, Jadue comenzó a pensar como Presidente, a proyectarse como Presidente y planificar su futuro como Presidente. Total, las encuestas lo apoyaban y los aduladores también. No fueron pocos los alcaldes que hicieron fila en Recoleta para pedirle asesoría sobre su farmacia popular y la inmobiliaria social, los caballitos de batalla de Jadue.

En tanto, Boric hizo un esfuerzo sobre humano junto a sus colaboradores para juntar las firmas que le permitieran postularse como pre candidato presidencial. Su aventura era mirada con desdén desde casi todo los sectores. Pretender imponerse ante Jadue -que era carta segura- no resultaba del todo convincente, incluso, dentro del propio Frente Amplio, cuyos militantes más incrédulos venían un trabajo cuesta arriba ganarle al alcalde de Recoleta, pero Boric se tenía confianza, a pesar que llegó a decir: “Parece que muchos no quieren que compitamos”.

Y, como en el refrán popular, Jadue nadó tranquilo el ancho mar para morir ahogado en la orilla. Claro, porque el 22 de junio -día del primer debate- cayó en su propia trampa, cometiendo errores no forzados que fueron comentarios preocupantes para el país, como que durante su gobierno iba a legalizar “todas” las drogas, incluyendo la pasta base (después se vio obligado a explicar que no todas), terminar con las pymes que no estuvieran en condición de pagar sueldos superiores a 500 mil pesos y las expropiaciones de las segundas viviendas para entregárselas a quienes necesitaban una casa propia, acudiendo a razones de  “derechos humanos”.

Finalmente, en el último confronte televisivo, ante la desesperación de sentirse acorralado por su contendor de lista, Jadue le echó en cara a Boric haber sido el culpable de la existencia de presos políticos por aprobar la ley “Anti barricadas”, impulsada por el gobierno para sancionar a los responsables de disturbios sociales. Esta acusación terminó con el fair play al interior de la lista Apruebo Dignidad, mostrando a un Jadue belicoso, desesperado y arremetedor, frente a un Boric seguro y propositivo. “Ellos creían que Boric iba a ser el bandejero de Jadue en las elecciones y se equivocaron” puntualizó el presidente atacameño de Revolución Democrática a nuestro medio, al ser entrevistado en días previas por esta disputa interna.

Entonces, ¿qué pasó?… ¿quién se equivocó?…

De partida, una vez más, las encuestas volvieron a fallar, porque ninguna dio por ganador a Boric, ni siquiera los más recientes sondeos fueron capaces de olfatear el ambiente, a pesar de que todos los analistas políticos hablaban de errores no forzados que llevaron a muchos electores a ponerse en guardia, generándose incluso el sentimiento de derecha por acudir a votar en masa por Boric, en desmedro de sus propios representantes, solo por el afán de “matar” de una vez por todas el “cuco” del comunismo que, para este sector, tan malos recuerdos dejó durante los mil días de gobierno de Salvador Allende.

Para colmo de males, Jadue tuvo la “mala fortuna” que, justo en la semana electoral, le reventó en su cara el conflicto político-social de Cuba, donde millones de isleños salieron a las calles a protestar por las pésimas condiciones económicas y sanitarias que envuelven al país, amén de la histórica dictadura castrense que lleva más de seis décadas.

Entonces, ya no eran los medios “imperialistas” los que hacían mención de estas supuestas “malas artes” comunicacionales, sino que el propio pueblo cubano el que denunciaba las “bondades” de la revolución y que, gracias a las redes sociales, pudo proyectar al mundo su dolor e impotencia frente a lo que están viviendo. Ante esta realidad, Jadue tuvo que asumir a regañadientes la realidad cubana y, sobre todo, la represión que el gobierno de Díaz-Canel le estaba dando a su gente. Un golpe bajo venido desde el propio sector que tanto defiende.

A lo anterior, súmele la arrogancia de Jadue y su sector de darse el gusto de vetar y dejar fuera de su lista al Partido Socialista y al PPD, por representar al “neoliberalismo” de la Concertación. Es que se sentía muy seguro. ¿Quién no dice que ahí estaban los votos que le faltó para ganar las elecciones?

Es que, han de convenir los propios comunistas, que esta derrota fue humillante, no solo por la inesperada diferencia de 60-40 puntos, sino también porque se selló en todas las regiones  del país, incluso en Atacama, una tierra históricamente roja, donde eternamente hemos escuchado que “el pueblo unido, jamás será vencido”. Al parecer, simplemente, Jadue no representó al pueblo.

En consecuencia, tras la verdadera paliza electoral que, seguramente mantendrá en estado de shock al candidato y a su núcleo de hierro por varios días más, ahora el Partido Comunista tendrá que ponerse a disposición de Boric, apelando a la consideración y misericordia del mismo candidato que maltrató hasta hace unos días. Así es la vida, unas veces se está arriba y otras abajo, porque el muro gira y gira.

 

Tierramarillano Chile

Síguenos en facebook

Comparte

Facebook
Twitter
WhatsApp
error: Contenido protegido!!!