Señor Director:
Una extrañísima atmósfera se ha cernido sobre Chile. El país de nuestros nobles ancestros ha sido sencillamente socavado. El “nuevo” Chile se fragua visiblemente desde el funesto 18 de Octubre. Hoy es el caldo de cultivo de los “nuevos chilenos”, de los “todes”, de los globalistas, de los esclavos de las “redes sociales”, de los marxistas, de la alianza Derecha-Izquierda y de los payasescos “líderes de opinión” emanados de los “matinales”, de las “noticias”, del “deporte” y de cuanta estupidez sea ensalzada por y para el sistema.
La Gran Ciénaga.
¿Cómo explicar la promoción sin límites del gran circo televisivo, del cabaret deportivo, de la nauseabunda sociedad regida por la imbecilidad, la hipocresía y la mentira? El objetivo es claro: Conformar una gran masa de sumisos idiotas-esclavos que repiten una y otra vez la monserga de los “derechos” –ajenos por cierto al alma de la nación chilena sino imposiciones del globalismo, es decir, de la Escuela de Frankfurt y sus secuaces. De las “Naciones Unidas” y del Nuevo Orden Mundial–.
Todo esto se ha concertado astuta y siniestramente por la Agentur que rige a Chile –y a Occidente–. Es un plan –una programación de ingeniería social. Un “protocolo” más– con los objetivos específicos de destruir las bases de la patria, de la sociedad, de la familia, del hombre y la mujer y del trabajo. Es decir, destruir todo sentido de trascendencia, promoviendo la inversión valórica y fomentando la degeneración y el nihilismo –¡véase la “música”, el “arte” y la “política” actuales!–.
El estado actual del país –el ensalzado “nuevo” Chile– es la mayor afrenta a nuestros ancestros, a su espíritu y a su memoria. A la raza chilena que magistralmente describiera don Nicolás Palacios en sus estudios sobre la composición étnica de nuestra nación.
Rafael Videla Eissmann, Historiador
9 de Agosto de 2021