Señor Director:
La sinarquía mundial ha implementado a través de una sistemática planificación la destrucción de Occidente y sus naciones: Se ha socavado la idea de “patria”; se ha eliminado la soberanía y las fronteras; el concepto de familia y de matrimonio se han pervertido y degenerado; la Naturaleza ha sido transformada en “recursos naturales” de explotación al mejor postor; las poblaciones constructoras y preservadoras de los epos nacionales han sido fieramente atacadas y hoy, sus descendientes, han sido sometidos al recambio poblacional –por medio la inmigración forzada SIEMPRE hacia países occidentales y junto a la promoción del aborto, los “matrimonios” infértiles y el odio hacia el varón–.
El objetivo es uno: El genocidio de las naciones occidentales.
En Chile como en Europa y Norteamérica el plan es el mismo: El desplazamiento de millones de “inmigrantes” que tal como fuerzas de ocupación, reclaman con la monserga de los “derechos”, su posicionamiento.
La situación en Chile es ilustrativa: Son millones de “migrantes” los que arriban a un país con carencias y necesidades de todo tipo para millones de connacionales que ahora pasan a ser postergados ante la necesidad de ayudar a los “migrantes”…
No es coincidencia que uno de los objetivos del “estallido narco-delincuencial” de los marxistas sea la “nueva Constitución” para el “nuevo Chile”.
Y este “nuevo Chile” –con toda la astuta dialéctica del discurso sobre la “democracia”, los “derechos”, la “gente”, los “territorios”, la “inclusión”, la “multiculturalidad”, los “todes” y cuanta faramalla sea rebuznada–, es la antítesis del Chile que forjaron nuestros ancestros.
En el futuro, los “nuevos chilenos” buscarán borrar –destruir– toda nuestra herencia, nuestra historia y cultura pues será “occidental”, “colonizadora”, “patriarcal” y “chilena antigua”.
Es el fin de nuestra patria.
Rafael Videla Eissmann
04 de Octubre de 2021