Luisa Donaire, médico especialista en reumatología: “Se puede tener una vida normal con Artritis Reumatoide siguiendo un tratamiento y controles adecuados”

Esta compleja y temida variante de artritis se manifiesta por dolor e inflamación de las articulaciones, y puede producir daño y deformidad irreversible si no se trata de forma oportuna. Afortunadamente, hoy existen terapias que ayudan a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

“Cerca de cumplir los 18 años comencé a sentir dolores que cada día eran más intensos, en manos, muñecas, tobillos y rodillas…en menos de un mes ya no podía caminar, sentía dolor en todo el cuerpo y mucho cansancio. Y en mis peores días, necesitaba ayuda para todo”, recuerda Ruth Atenas Hernández, hoy de 51 años.

Ruth cuenta que debió esperar diez angustiosos meses antes que un especialista le diera un diagnóstico definitivo: Artritis Reumatoide. “No sabía nada de la enfermedad y menos aún sospeché que esta condición me llevaría a permanecer largos periodos en cama por la discapacidad que me causaba”, relata.

El pasado 12 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Artritis Reumatoide (A.R). Ésta, es una enfermedad crónica y autoinmune, que se caracteriza por producir inflamación de la membrana sinovial de las articulaciones y de sus tejidos circundantes, lo cual causa dolor, inflamación, rigidez y pérdida de la función en manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. Su origen aún es desconocido, aunque, según algunas investigaciones, pueden influir una serie de factores como los genes, el ambiente, las hormonas, o incluso el alto consumo de cigarrillo.

Entre los síntomas más conocidos de la A.R se enumeran la rigidez matinal (o después de periodos de reposo), fatiga, dolor e incapacidad funcional. Por ello, se dice que es una enfermedad que puede comprometer severamente el diario vivir de los pacientes.

“Esos primeros años con la enfermedad fueron devastadores. Muchas veces me sentía incapacitada para realizar actividades tan sencillas y cotidianas como tomar un vaso con agua o lavarme los dientes”, recuerda Ruth.

En casos más graves, la A.R puede afectar incluso a otros órganos como el corazón, los ojos, el pulmón o el riñón, razón por la cual se le considera una enfermedad sistémica y autoinmune. “Por eso es tan importante diagnosticarla a tiempo”, afirma Luisa Donaire, médico especialista en reumatología de la Universidad. de Chile. “La A.R pude llegar a presentar el mismo riesgo cardiovascular que la Diabetes Mellitus”, asegura la profesional.

Es importante aclarar que la A.R no es una patología relacionada con el envejecimiento, pues comúnmente afecta a adultos jóvenes, siendo más frecuente su inicio entre los 30 y 50 años, con una incidencia de mujer-varón de 3:1.

Los tratamientos y alivios que proporciona la medicina actual

A modo general, el tratamiento de la Artritis Reumatoide se basa en la utilización de tres tipos de medicinas: tratamientos sintomáticos, fármacos modificadores de la enfermedad (o DMARDs por sus siglas en inglés), y uso de corticoides. La combinación entre unos y otros variará en función de la gravedad de la enfermedad y las características particulares de cada paciente.

“Gracias al diagnóstico oportuno y al uso adecuado de estos tratamientos, hoy la mayoría de los pacientes consiguen tener la enfermedad controlada desde etapas más tempranas, lo que les permite, con ello, mantener una vida prácticamente normal”, sostiene la doctora Luisa Donaire.

Los tratamientos innovadores hoy en día para los casos moderados y severos comprehenden medicamentos biológicos inyectables y medicamentos orales de última generación.

La realidad de la Artritis Reumatoide en Chile

De acuerdo a la actual Encuesta Nacional de Salud, se estima que la prevalencia de A.R en Chile es de 0,46%, lo que, según la doctora Luisa Donaire, puede involucrar “entre 40 mil y 90 mil casos”.

Desde el año 2007, la A.R es una patología incluida en las Garantías Explícitas en Salud (GES); otro gran hito, en cuanto al acceso a controles y tratamientos, fue la promulgación de la Ley 20.850 -más conocida como “Ley Ricarte Soto”- que garantiza tratamiento farmacológico biológico de rescate a todos los pacientes portadores de una Artritis Reumatoide Refractaria (aquellos cuyos organismos no reaccionan a la terapia inicial).

Una de las profesionales que más ha visibilizado el impacto de la A.R durante los últimos años en Chile es Cecilia Rodríguez, comunicadora social especializada en temas de salud. Hoy es directora ejecutiva de la Fundación Me Muevo (www.memuevo.cl), que congrega a personas afectadas, familiares y amigos de pacientes con enfermedades reumáticas.

La experiencia de Cecilia con la A.R es cercana y personal. Su hermana fue diagnosticada con la enfermedad a los 21 años; ella, a los 35. Esta situación fue determinante en su enfoque. “Nos dedicamos a incidir pública y políticamente para que pueda existir una mejor cobertura en Chile, pero también para que puedan existir espacios de acompañamiento de pares, porque la experiencia del otro es muy significativa en el proceso, como contención, guía o acompañamiento emocional”, explica.

Ruth Atenas, por su parte, también ha dedicado su vida a posicionar la realidad de esta enfermedad tanto en lo institucional como en trabajos de contención. Hoy, es presidenta de la Corporación Volar Chile, que desde 1997 apoya y ayuda a pacientes con A.R. También ha participado en varios ensayos clínicos para nuevos tratamientos. “El uso de estas terapias biológicas cambió mi vida y pude lograr la remisión de la enfermedad”, sostiene hoy Atenas, con más alivio y esperanza.

A comienzos de este año, las organizaciones “Me Muevo” y “Volar” presentaron al Ministerio de Salud la encuesta “Impacto de la pandemia Covid19 en pacientes con enfermedades reumáticas”. “Me Muevo”, además, participó durante dos meses en la Mesa de Estrategia Nacional de Salud de esta enfermedad.

“Es importante que salgamos de la consulta no solo con una receta, sino entendiendo y estando en acuerdo con nuestros médicos. No depende solo de nosotros el resultado, pero sí podemos ser protagonistas activos del autocuidado”, concluye Cecilia Rodríguez.

 

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