Rene A. Funes Montaner
Hace cincuenta años, en 1968 Stanley Kubrick llevó a la pantalla grande el filme 2001: Odisea del espacio, basado en la novela de Arthur C. Clark llamada El centinela, de 1948, narra las desventuras de la tripulación, enfrentada al ojo ubicuo de HAL 9000 (la sigla HAL se forma por las letras que preceden a la sigla IBM, y significa Heuristically programmed Algorithmic computer). Era una supercomputadora dotada de inteligencia artificial que domina por completo la nave espacial Discovery, tripulada por seres humanos que se dirigen al Planeta Júpiter, por motivos que solo HAL conoce y esta, termina asesinando uno por uno a los tripulantes en un intento de resolver su crisis de personalidad causada por una contradicción en su programación.
Stephen Hawking, expresaba que «el desarrollo de una completa inteligencia artificial podría traducirse en el fin de la raza humana». su temor consistía en que una versión más elaborada pueda «eventualmente decidir rediseñarse por cuenta propia e incluso llegar a un nivel superior…” Los humanos, que son seres limitados por su lenta evolución biológica, no podrian competir con las máquinas y serán superados.
Todos los seres humanos tenemos la capacidad de crear o inventar algo, con la finalidad de proporcionar estrategias que ayuden a la resolución de un problema (esto se conoce como heurística). Los seres humanos a través de nuestra creatividad, pensamiento divergente y en algunos casos de EXPERIENCIAS PROPIAS, somos capaces de encontrar la solución más viable para resolver algún conflicto. Hoy en día muchos científicos advierten sobre el desarrollo de la Inteligencia Artificial, y los peligros que implica para la humanidad, el que no se haga en ambientes claramente delimitados y controlados.
Sin límites en el desarrollo o controles, la Inteligencia Artificial podría tornarse en un arma contra la humanidad, al darle vida y razonamiento a las máquinas, se estaría abriendo la caja de pandora, que nos traería nuestra propia destrucción y esclavitud. Una cosa es clara, los robots, no tienen ni tendrán ética o sentimientos ni vivencias como los seres humanos, hecho que marca a nuestra identidad y afecta nuestra toma de decisiones. Al carecer de éticas y sentimientos, y basarse solamente en inteligencia y razonamiento, los resultados podrían ser catastróficos si dejáramos en manos de una máquina la toma de decisiones que pueda afectar el futuro de las sociedades e incluso a toda la raza humana.
La inteligencia artificial es una amenaza cuando se trata de: Armas Autónomas; como sería drones, o en un futuro otras máquinas robots de destrucción para la guerra, que no distingan entre inocentes y enemigos, por lo que serían necesarios tratados internacionales para ejercer un control sobre cómo y en qué áreas usar los avances de la inteligencia artificial.
Otro efecto de la IA sería la pérdida de Empleo a causa de máquinas que automatizarán el trabajo. Esto plantea dos retos para los empresarios y los políticos: cómo ayudar a los trabajadores existentes a adquirir nuevas habilidades; y cómo preparar a las futuras generaciones para un lugar de trabajo repleto de inteligencia artificial. Pero en mi opinión el riesgo no está tanto en que emerja una inteligencia artificial que nos tiranice sino en el uso que podamos hacer de ella. La Inteligencia Artificial está presente de manera muy amplia (y no nos damos cuenta) en nuestro día a día. Los predictores de palabras en los teléfonos móviles, los asistentes virtuales como Apple Siri, la traducción de texto entre diferentes idiomas, el reconocimiento automático de objetos y personas en fotografías en redes sociales, los vehículos autónomos, son algunos ejemplos de este hecho.
Finalmente, volviendo al inicio de esta reflexión, La “crisis de personalidad” de HAL es causada por una contradicción en su programación, que sus circuitos inteligentes no logran resolver. HAL fue construido para “el procesamiento exacto de la información sin ocultamiento ni distorsión”; pero, sin embargo, sus creadores le dan órdenes de mantener en secreto el descubrimiento del monolito TMA-1 encontrado en la superficie de Júpiter, prueba fehaciente de la inteligencia extraterrestre. Y esta contradicción (mentir a un ser humano para cumplir una orden contradiciendo, a un tiempo, un principio de su programación básica) llevará a HAL a la paranoia, y a la decisión de que la única forma de resolver el problema lógico es asesinar a todos sus compañeros de viaje. Y aquí el corolario es que el problema no es la propia tecnología…sino el hombre.