Por Jorge Oporto Marín. Periodista. Guía de Turismo.
Una de las actividades económicas más vulneradas por la pandemia es el turismo, donde el cierre temporal o permanente de restaurantes y hoteles es quizás la característica o imagen más emblemática de una estrategia errada para combatir el SARS CoV 2, sin embargo, no todo es para siempre y quienes están relacionados con dicha rama productiva del país, deben prepararse para un “renacer”, pero con un nuevo trato.
Cada día son más las personas y empresas relacionadas con el turismo que incentivan el “turismo sustentable” que respeta y valora el medio ambiente, el entorno o la naturaleza, incluso usando tecnologías alternativas como las ERNC (Energías Renovables No Convencionales) apartándose, definitivamente, de aquellas que usan combustibles fósiles y que producen los gases de efecto invernadero, de origen antropógeno, como el Dióxido de Carbono (CO2), Metano(CH4) y Oxido Nitroso (N2O), entre otros, y que finalmente producen el “calentamiento global”.
Esta actitud es propia del turismo sustentable, aquel que minimiza el impacto sobre el medio ambiente y la cultura local donde se desarrolla y, además, genera ingresos pecuniarios o de otra índole y empleo para las comunidades de la zona. En este contexto, es respetuoso con el entorno y las especies que lo habitan y salvaguardar las condiciones del medio para que las generaciones futuras puedan disfrutar y obtener beneficios de él.
El turismo sustentable llegó para quedarse y hoy, con todas las medidas implementadas para combatir la pandemia, originada por el coronavirus, adquirió una nueva dimensión pues se debe interactuar con el medio ambiente desde una mirada o perspectiva amigable y armónica, no invasiva y/o depredadora, donde predomine el respeto por cada especie de la flora y fauna y sea una norma aplicada sin excepción ni duda. Esto es trascendental, más aún si hacemos válida la teoría que el coronavirus se originó por una zoonosis, enfermedad propia de los animales que puede ser trasmitida al ser humano.
Nada está ajeno a esta nueva mirada, desde el valor paisajístico del entorno hasta la gastronomía de cada zona. Desde la aventura y el deporte recreativo a la observación del cosmos y el conocimiento de la historia minera. Desde la leyenda de “El Caleuche” a la nortina del “Alicanto” o “El Tololo Pampa”.
Patrimonios (tangibles e intangibles), vivientes, históricos y culturales deben valorarse y crear un nuevo trato para interactuar con el entorno y fomentar así el desarrollo y progreso del turismo sustentable.
Estadísticas señalan que el flujo del turismo en Chile disminuyó en los últimos años a pesar que en el 2017 alcanzó su peak con 6 millones 449 mil 883 arribos.
Chile perdió 3,4 millones de turistas internacionales en el 2020, es decir, un 75,1% de caída en comparación al 2019 donde arribaron 4 millones 517 mil 962 visitantes. En el 2020 llegó un millón 122 mil 858 turistas, es decir, tres millones 395 mil 104 visitantes menos de turistas. La actividad de los turistas nacionales también decreció, incluso en lugares tan atractivos como Las Torres del Paine, San Pedro de Atacama y la Ruta de los Seismiles (Volcán Ojos del Salado y Nevado Tres Cruces).
El slogan de SERNATUR “nos volveremos a encontrar” es, sin duda, el reflejo de la esperanza, prácticamente volver a empezar, sin embargo, una encuesta donde participaron expertos de la O.M.T. (Organización Mundial de Turismo) reveló que casi el 85% de los encuestados estimó que la recuperación plena de viajes y el turismo a nivel mundial no llegará hasta el 2023 o 2024.
No obstante, algunos especialistas indican que en esta situación también influirá de cómo se maneje la pandemia o se controle el coronavirus y las medidas sanitarias que implemente cada país, y en el caso de Chile habría que definir si se apuesta al mercado externo o al interno, es decir, incentivar la venida de turistas del extranjero o fomentar el flujo de turistas nacionales, quizás y en ambos casos, a lugares específicos de reconocimiento nacional e internacional.
La proyección de recuperar los niveles de la actividad turística del 2019, a los momentos previos de la pandemia, en tres o cuatro años, no es muy optimista, sin embargo, en cualquier escenario, el nuevo trato debe ser una realidad, en el cual también adquiere importancia el trabajar en red (ver información en el tierramarillano.cl del 06 de junio), donde la competencia y la rivalidad es sustituida por la colaboración y la solidaridad.
El turismo en pandemia no ha muerto y los expertos estiman que se pueden concretar algunas actividades relacionadas con su esencia, por ejemplo, la gastronomía y la actividad al aire libre, pero respetando estrictamente las medidas sanitarias decretadas por el Ministerio de Salud de Chile.
También hay quienes estiman que es mejor “quedarse en casa”, pero esto estaría vulnerando la salud mental de las personas e incluso podría estar incidiendo en un aumento de la Violencia Intrafamiliar (VIF), como sea, el turismo y el turismo sustentable es una actividad indispensable en el desarrollo y progreso de Chile y en el quehacer humano.
Si bien hoy el turismo esta “aletargado”, mañana despertará con nuevos bríos y debemos estar preparados.
El nuevo trato con el medio ambiente nos está esperando, nos interpela y nos indica que, a pesar de la tragedia, la lección debe ser aprendida y debe ponerse en práctica más temprano que tarde, con tesón y sabiduría.//
Ver información que se hace referencia en la nota del 06 de junio 2021: