Llegan los meses fríos y contar con los medicamentos necesarios para enfrentarlos es fundamental. Preparación, anticipación y prevención es la mejor política para el bienestar de la familia.
Con la llegada de las bajas temperaturas, comenzamos a cerrar puertas y ventanas con tal de mantener nuestros hogares lo más calefaccionados posibles. Menor ventilación, humedad y otras condiciones propias de la época propician la aparición de algunas afecciones como gripes o resfríos que pueden complicarse si no son tratados a tiempo. Por esto, el botiquín familiar o personal, que contiene medicamentos para urgencias menores que no requieren atención médica o que contiene el fármaco crónico de algún miembro de la familia, debe prepararse para enfrentar los síntomas de estas enfermedades.
“Aunque la mayoría de los cuadros que enfrentamos en estos meses son causados por virus y el cuerpo suele resolverlos por sí mismo, es importante contar con ciertos medicamentos para controlar sus molestos síntomas. Sobre todo, si existen personas dentro de los grupos de riesgo, como niños, enfermos crónicos o adultos mayores, que requieren de más cuidados para evitar efectos colaterales”, señala Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
No obstante, enfatiza que, aunque muchos de estos medicamentos pueden adquirirse en locales establecidos sin receta médica, su consumo debe hacerse responsablemente, por periodos cortos de tiempo y en las dosis recomendadas por el farmacéutico o previamente por el médico. “Si una de estas condiciones no se respeta, podemos estar cubriendo síntomas de una enfermedad más compleja que requiere de atención médica, poniendo en riesgo al paciente”, añade.
Además, la profesional indica que es igualmente importante tener presente la caducidad de los medicamentos presentes en el botiquín y la forma de almacenarlos. “Deben mantenerlos en un lugar fresco y seco, ojalá alejados del baño o la cocina, siempre fuera del alcance de los niños, y revisar esos medicamentos que quedaron del invierno pasado. Además, aquellos productos que se adquieran, deben hacerse siempre en farmacias o lugares establecidos, ya que es la única manera de asegurar la veracidad, calidad y seguridad de los mismos, alejando la posibilidad de riesgos para la salud”, subraya.
Lo que no puede faltar
La mayoría de las enfermedades de esta época producen síntomas similares, en menor o mayor medida, por lo que es necesario tratarlos a tiempo para evitar complicaciones. La más común en esta época es el resfrío, cuyos síntomas incluyen congestión nasal, tos, estornudos y, en algunos casos, fiebre baja. Además, también nos encontramos con la gripe o influenza, producida generalmente por este virus, que provoca fiebre de 38° o más, dolor de cabeza y muscular, disminución del apetito e irritación en la garganta. Estos síntomas son muy similares a los que provoca el Covid-19 (que también incluye dificultad respiratoria y problemas gastrointestinales), por lo que si no son tratados a tiempo, podrían complicar el escenario, sobre todo en los pacientes más vulnerables. En estos casos, es importante que consulte oportunamente con su médico y siga sus indicaciones.
Es clave contar con los “indispensables” en nuestro botiquín. Algunos de los principales son los analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos, aquellos que nos ayudarán a atenuar el malestar general, combatir el dolor de cabeza y muscular, y la fiebre. “Entre los más populares están los antiinflamatorios, el paracetamol y la aspirina. No obstante, y como siempre enfatizamos, éstos deben darse de forma controlada y de acuerdo a las indicaciones de un médico, ya que su abuso puede tener consecuencias peligrosas cuando hay pacientes con problemas renales o hepáticos, por ejemplo”.
Este mismo cuidado hay que tenerlo con los antigripales, productos que combinan más de dos principios activos y que pueden generar dificultades en pacientes crónicos que ya consumen otros medicamentos. En estos casos, “es mejor tratar los síntomas por separado, ya que los antigripales podrían incrementar las posibilidades de interacciones y efectos adversos, pudiendo llegar a ser fatales en el peor de los casos”, indica Molina. Por ejemplo, si se tiene dolor de cabeza y congestión nasal, es más seguro administrar un analgésico para aliviar el dolor y para la congestión utilizar agua con sal (casera o algo de suero). Además, los antigripales pueden llevar otros componentes como antihistamínicos, antitusivos o cafeína que, en estos casos, no servirán y sólo pueden representar un riesgo.
Otros medicamentos como descongestionantes orales o nasales; antihistamínicos, para evitar los estornudos y el goteo nasal, antitusígenos, para evitar la tos; mucolíticos y expectorantes, para ayudar a eliminar la mucosidad deben ser indicados por un médico y ser adquiridos con receta médica. La farmacéutica enfatiza en otros elementos que tampoco pueden faltar como un termómetro y aquellos que ayudarán ante emergencias como cortes o heridas menores, que pueden suceder en cualquier estación del año.
Pero no nos podemos olvidar de la prevención. A pesar de que no existen estudios concluyentes, muchos afirman que la vitamina C es fundamental para reforzar el sistema inmune en esta época, junto con la vitamina D, que desempeñaría un papel crucial en el funcionamiento del sistema inmunitario innato gracias a la acción directa sobre los macrófagos y células dendríticas, considerados como la primera línea de defensa. Por último, el complejo vitamínico B, en particular las vitaminas B6, B12 y B9 participarían en la formación de proteínas relevantes para el sistema inmunitario, por lo que su consumo también sería favorable durante estos meses.
Por último, la profesional recuerda que tampoco pueden faltar elementos como suero fisiológico, gasas estériles, tijeras y algún antiséptico para pequeños cortes y heridas. Lo importante es que el invierno no nos pille de sorpresa y estemos preparados para enfrentar a los desagradables invitados de esta época.