Un nuevo apartado de la sexta versión del estudio trajo consigo nueva información sobre las atenciones psicológicas o psiquiátricas. Una de las principales conclusiones fue el impacto positivo que perciben quienes están en tratamiento. Sin embargo, existen una serie de barreras que explican la brecha entre quienes sienten necesidad de consultar y quienes efectivamente lo hacen.
A pesar de que los problemas de salud mental en Chile en los últimos dos años llegaron a afectar a casi dos quintos de la población, sigue existiendo un número importante de personas que no consulta por ellos. Así lo demostró un nuevo apartado de la sexta versión del “Termómetro de Salud Mental en Chile ACHS-UC”, elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica.
Para Antonia Errázuriz, académica del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Católica, este estudio es “pionero en el país al explorar el nivel de satisfacción y percepción de efectividad de los tratamientos en salud mental en la población del país” y que, al hacerlo, “se alinea con la tendencia internacional que incorpora la perspectiva de los usuarios de servicios al momento de diseñar y evaluar el uso de estos”.
De acuerdo con la encuesta, casi un 40% de los entrevistados dijo haber consultado algún profesional de salud mental a lo largo de su vida, un 16,6% en los últimos doce meses y un 9,6% señaló estar actualmente recibiendo tratamiento psicológico o psiquiátrico. En todos estos casos, la proporción de mujeres que consultó fue más alta que la de hombres. Respecto al tratamiento actual, más del doble de mujeres que de hombres señalaron estar recibiendolo (12,6% vs 6,2%).
Quienes sintieron necesidad de consultar pero no lo hicieron dieron múltiples razones para ello. Las principales fueron preferir enfrentar el problema sin ayuda (50,3%), carecer del financiamiento (48,8%), pensar que el problema se solucionaría solo (48,6%), considerar que el problema no los molestaba mucho (33,2%), no conseguir una cita u hora (28,6%), considerar que le tomaría mucho tiempo (19,3%) y carecer de cobertura en su plan de salud (18,1%).
La gerenta de Asuntos Corporativos de la ACHS, Paulina Calfucoy, explica que “todavía existe cierta resistencia al tratamiento psicológico o psiquiátrico. Es importante que podamos normalizar las consultas de salud mental, especialmente porque hemos visto cómo la mayoría de los pacientes se ha sentido mejor luego de atenderse con un profesional médico”.
Efectividad de los tratamientos
A las personas que recibieron tratamiento en los últimos doce meses se les hicieron una serie de preguntas para medir su nivel de satisfacción y su estado emocional luego de haber tenido una consulta psicológica o psiquiátrica. En ese sentido, los resultados fueron positivos: el 75% dijo sentirse “bastante satisfecho”, “muy satisfecho” o “completamente satisfecho”.
Respecto de los estados emocionales, el 73% de las personas afirmó que el tratamiento había sido eficaz, es decir, hizo que mejorara (un poco o bastante) su situación respecto del problema específico que les llevó a consultar. Los hombres fueron quienes respondieron en mayor proporción que habían sentido “bastante mejoramiento” (61,9% vs 47,8% en mujeres). Prácticamente no se reportaron empeoramientos con el tratamiento, aunque casi 26% de las personas atendidas en los últimos doce meses manifestó no registrar cambios o no estar seguros como para contestar.
Al momento de responder con qué profesional (es) de la salud habían recibido atención en los últimos 12 meses, el 53,9% de las personas dijo haberse atendido con psicólogos (los hombres en mayor proporción, con un 64,1%), seguidos de psiquiatras con un 23% (en el caso de las mujeres esta proporción es mayor, un 27,5%). Además, un 15,4% dijo haberlo hecho con un médico general o familiar. El resto afirmó hacerlo con otro tipo de médico o profesional de la salud.
Al respecto, Paulina Calfucoy sostuvo que “podemos observar un nivel importante de satisfacción en pacientes que están con tratamiento de salud mental y también que no siempre las consultas las debe hacer un psicólogo”. En ese sentido, la gerenta de Asuntos Corporativos añadió que “está comprobado que existen algunos malestares psicológicos que pueden ser tratados por médicos generales, y que dependiendo del caso pueden ser derivados a un psicólogo o psiquiatra si es que así se requiere. Esto abre las puertas a nuevos modelos de consulta que pueden responder a la falta de especialistas y a la alta demanda que tienen”.
La investigación también mostró cómo el efecto de los tratamientos en la salud mental de los pacientes es percibido positivamente: El 45% de las personas manifestaron estar muy mal o bastante mal emocionalmente al inicio, proporción que disminuye fuertemente (en 39 puntos porcentuales) luego de recibir el tratamiento. También se ve una reducción de 7 puntos en las personas auto calificadas en estado anímico regular. Asimismo, se produce un aumento desde 8.5% a 55.6% en la proporción de las personas que señala sentirse bastante o muy bien (que refleja un aumento de 47 puntos porcentuales) luego de tratarse.
Calfucoy explicó que “se aprecia un fuerte mejoramiento en la situación emocional general después de iniciado el tratamiento. Podemos ver que las mujeres muestran un estado basal emocional antes del tratamiento peor al de los hombres: 58% de ellas se calificaba como muy o bastante mal en comparación con el 24% de ellos”.
Finalmente, otro elemento que destaca la sexta ronda del Termómetro de Salud Mental es el uso de psicofármacos entre los encuestados: Un 14,6% ha sido recetado medicamentos a raíz de problemas emocionales, nerviosos, de salud mental o por uso de alcohol/drogas. De este universo, las mujeres lideran ampliamente la estadística, con un 19% versus un 10% de los hombres.
David Bravo, Director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, concluye que “con la medición sobre el uso de servicios que se ha incorporado al Termómetro de la Salud Mental desde la Sexta Ronda, no solo se entrega información representativa a nivel nacional única en el país, de gran valor público, sino que también en el tiempo entregará insumos clave para el diseño y dimensionamiento de una política pública en el ámbito de la salud mental”.
Datos sobre el estudio
El “Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC” es un estudio longitudinal, con una muestra aleatoria de aproximadamente 3.000 individuos desde 2020, representativa de la población nacional urbana mayor de 18 años, seleccionada a partir de una muestra representativa de hogares. Se llevó adelante a través de entrevistas telefónicas sobre una muestra de viviendas previamente entrevistadas en persona.
Sus principales indicadores en el ámbito de la salud mental están construidos a partir de metodologías internacionalmente validadas en español (consumo de alcohol (AUDIT-C); satisfacción con tratamiento (CRES-4) exposición a riesgos psicolaborales (CoPsoQ); síntomas de ansiedad (GAD-7); problemas de salud mental (GHQ-12); insomnio ISI; síntomas de depresión (PHQ-9); soledad-escala (UCLA-R); y actividad física-escala (UCL); engagement (UWES-3)).
Lea el estudio del Termómetro de la Salud Mental ACHS-UC:
Acceso a Servicios Salud Mental – 6 Te rmómetro de la Salud Mental ACHS UC